lunes, 29 de septiembre de 2025

Consumo consciente.

 


El último de los cinco entrenamientos de Thich Nhat Hanh consiste en el consumo consciente.
De qué me alimento (comida, conversaciones, información, cultura, pensamientos...),
qué nutrientes elijo en mi vida.
¿Me hacen más fuerte, sabia y feliz
o me debilitan?
Qué semillas nutre en mí cada objeto de consumo,
las de la alegría y el amor
o las del miedo?

Quizás te lo planteas de otra manera:
Dónde busco la fortaleza, dónde encuentro mi refugio en medio de las adversidades,
o bien, qué situaciones disfruto en mi día a día,
qué le da sentido a mi vida?

Cualquiera que sea la pregunta, es una buena pregunta
y merece la pena prestar atención a las respuestas.


PD: No se trata de vivir fuera del mundo
sino de ser consciente de cómo nutres
y gestionas
los aconteceres de este mundo
y de esta vida.




martes, 9 de septiembre de 2025

Sobre el retiro y el regreso a la vida diaria.

 



Previamente a la sesión de meditación, la maestra explicaba el motivo de las periódicas propuestas de retiro, que podías llevar a cabo también por tu cuenta, organizándolas en base a tus circunstancias personales.
Decía:

¿Comprendes la necesidad del retiro en soledad?
Necesitas la soledad, la meditación y la lectura o cualquier otro nutriente inspirador
para generar la bodichita, o la renuncia, la compasión, la liberación,
lo que sientes en un momento dado como tu tabla de salvación, el refugio.
Nutrirlo en soledad.
Integrarlo, estabilizarlo, darle fuerza
hasta que circule por la sangre en tus venas o el oxígeno en tu cuerpo.
Por eso el retiro.
A solas o bien con el apoyo de la sangha, las condiciones que comparten tu visión
y la favorecen.

Y tan importante como el retiro es, luego, la interacción,
el terreno de práctica (esa otra práctica), la prueba del algodón.

Pero has de estar presente en cualquier situación:
en el retiro (sin distracciones, conscientemente presente)
y en la interacción,
testigo sin juicio del dolor que mueve tus actos,
y también cuando no es así,
cuando duele menos
o menos tiempo.
Y cuando ya no duele.




jueves, 4 de septiembre de 2025

Sobre la fortaleza y el amor.

 


Reivindicas la fortaleza cuando aún no estás en la alegría y el amor.
Desde el amor no necesitas ser valiente, todo fluye de manera natural.
No existe amenaza de la que protegerse.
Desde el amor la ecuanimidad lo abraza todo
y la no-dualidad no es un terreno que explorar, es
como son las cosas.
Desde el amor (universal) no hay miedo, ni sufrimiento.
Escríbelo en un papel con letras muy claras y ponlo en la puerta de la nevera, decía Guenla Kunsang:
"Si amas, no sufres. Si sufres, no amas".

Quizás lo cuestiones, esto que digo.
No lo digo yo sola, lo dice Kunsang, el Dharma y muchas otras tradiciones,
espirituales, filosóficas, incluso psicológicas si me apuras.
Quizás lo cuestiones porque no se adecúa a la experiencia de amor que conoces,
imbuida de celos, control, miedos, preocupaciones, 
sufrimiento en definitiva.
Quizás pienses que esto que digo puede ser válido para el denominado "amor espiritual",
pero no para el amor mundano.
Que le falta el apellido (espiritual, universal).
Pero el amor es amor, sin marca de familia.
O es amor o no lo es, y entonces es otra cosa:
miedo a la soledad, necesidad de control, exigencias narcisistas,
rechazo a que sufran los "tuyos", egocentrismo... Ponle nombre.

El amor, en cualquier situación y circunstancia (mundano, espiritual) es amor.
Y te iguala (no eres más, ni tienes más derechos que la otra persona).
Te cambia (sus intereses son importantes, su felicidad y su libertad, no sólo las tuyas).
Y eventualmente te fulmina como un rayo,
y el yo ilusorio desaparece.
Te hace libre.

Llegada a este punto cerramos el círculo y estamos en el lugar donde empezábamos.
Quizás ahora necesitas la fortaleza para afrontar la vida; está bien, hazte fuerte.
Cómo?
El amor te ayudará a desarrollar fortaleza,
la compasión
te ayudará
(la compasión que te iguala;
no es una cuestión individual, todos los seres mortales compartimos la misma realidad sufriente).
Y, para tu sorpresa, una vez que has llegado al amor, 
la fortaleza es como una barca que te ha llevado a la otra orilla.
Y una vez que estás en la otra orilla ya no necesitas cargar con la barca, que ya ha cumplido su función.

Desde el amor no necesitas ser valiente para afrontar las situaciones duras que no deseas
porque la ecuanimidad te permite fluir de una manera natural en la no-dualidad.

Ya sé que suena tópico pero parece ser así:
que el amor es el camino.
Y quizás no hay otro.



Dedicatoria:
Que el resto de la vida que me queda por vivir
el amor sea la bandera
y el timón.
No el miedo.
Ni el ego.