sábado, 27 de julio de 2024

Superpoderes.

 



En la sobremesa inspirada, alguien hablaba de los sueños lúcidos.

- Es una experiencia impresionante. Te permite hacer cosas como volar, por ejemplo, dar un salto desde el balcón de mi casa al terrado de enfrente. Si estás consciente de que es un sueño, en el sueño te puedes permitir superpoderes.

- Y eso de qué te sirve?

- Bueno, es un subidón.

- También es un subidón mantener el sueño lúcido en la vigilia, en la vida diaria.

- Ya, pero en la vida diaria no puedes hacer cosas extraordinarias, como volar.

- Es un sueño diferente, con diferentes condiciones, pero puedes hacer otras cosas, si estás consciente en el sueño lúcido de la vigilia.

- Como qué?

- Como aprender a ser feliz, comprender, amar... esas cosas.

- Creo que hablas de la meditación. ¿Eso se puede aprender con la meditación?

- Hay muchos tipos de meditación. En la tibetana, por ejemplo, puedes elegir un objeto de meditación, un tema para reflexionar que te lleva a una experiencia determinada, y hacer inmersión en esa experiencia. Por ejemplo, la gratitud.
Piensas en cómo has llegado a este mundo, desnuda y sin nada. Alguien te acogió, te cuidó, te vistió, te dio de comer, te protegió, te enseñó a hablar, a cuidarte, etc. Llegaste desnuda y sin nada y te lo dieron todo. Hoy mismo, los zapatos que llevo no me los he hecho yo, ni la ropa que me viste, ni el cojín donde me siento, ni la casa a la que regresaré, ni la cama donde dormiré esta noche. Ni hemos cultivado y recogido la comida que hemos comido, ni construimos los camiones que trajeron la comida a la tienda o a casa, ni las carreteras que permitieron circular a esos camiones. De todo lo que usamos a diario, quizás no hay nada que hayamos hecho con nuestras propias manos. Pero lo usamos y lo disfrutamos igual. Como si nos perteneciera.

- Pero lo hemos pagado con nuestro dinero.

- Que tampoco has hecho tú, también te lo han dado.

- Por mi trabajo.

- Que también te lo han dado. Todo está interrelacionado. Todo lo que tienes procede de esta interacción.

- Visto así...

- Esta es una meditación que te lleva a un estado de gratitud, contentamiento, alegría, reconocimiento, amor. Y desde este estado se transforma tu vida. ¿No crees que es un extraordinario superpoder?



Piensa en todo aquello que consideras que escasea en el mundo, o en tu vida.
Quizás la experiencia de contentamiento, satisfacción y plenitud.
En lugar de esto, ves exceso de su opuesto: la insatisfacción, la frustración y el estrés, en esta vida tan activa y productiva que llevamos.
Pues si crees que escasea contentamiento, solo hay que producirlo.
Cómo?
Apreciando, visibilizando, reconociendo todo aquello de lo que disponemos:
Quizás salud, ojos para ver, piernas para caminar, el aire en la piel, inspiradoras puestas y salidas de sol, baños de mar y de montaña en nuestros paseos, amistades, familia, una casa quizás, comida en la mesa... Lo que sea que forma parte de tu vida.

¿No queremos ser personas creativas y productivas?
Podemos.
Y podemos producir cualquier experiencia importante que valoremos en nuestra vida.
Fíjate qué gran superpoder.

Y lo mismo con el regocijo.
¿Crees que faltan motivos de alegría en tu vida?
Alégrate de todo lo que valoras en tu vida diaria, no esperes a que se acabe para disfrutarlo.
Alégrate de todas esas cosas invisibles que te hacen feliz
y de lo que hace felices a los demás seres.
Alégrate de tu suerte y de la suerte de los demás.
De esta manera se multiplican tus motivos de alegría.
Y quizás se estabiliza tu alegría, sin motivo.
Genera regocijo.
Otro superpoder.




Alguien aludió a su tendencia contemplativa.
A veces suena en mi mente esa voz del juez que me recrimina por no ser más productiva y me acusa de pereza.
Visto así, me hace pensar que no estoy siendo tan poco productiva, si estoy generando y proyectando una experiencia de paz, contentamiento y alegría, de plenitud.
Siento que soy tan productiva como cualquier otra persona, aun cuando no estoy produciendo dinero y otras cosas materiales, obras de arte, inventos revolucionarios o lo que sea.
Aun cuando mi nombre no pase a la historia, estoy produciendo y contribuyendo para el presente y el futuro (si el tiempo existiera) de la mejor manera que se puede contribuir.




martes, 23 de julio de 2024

Los cinco entrenamientos de la plena conciencia.

 


Los cinco entrenamientos de la plena conciencia 
de Thich Nhat Hanh.

Los cinco entrenamientos de la plena consciencia expresan la visión budista de una espiritualidad y ética globales.
Son la práctica concreta de las enseñanzas de Buda sobre las Cuatro Nobles Verdades y el Óctuple Noble Sendero.
Muestran el camino de la verdadera comprensión y amor que llevan a la transformación, a la sanación y a la felicidad del individuo y del mundo.
Nos permiten profundizar en la visión del interser, que es la Visión Correcta, y hacen desaparecer el fanatismo, la discriminación, el miedo y la desesperanza.
Practicar los cinco entrenamientos en la vida diaria es estar ya en el camino de los bodhisattvas.
Conscientes de lo afortunados que somos de estar en ese camino, podemos dejar de preocuparnos por el presente y de temer el futuro.


1. Reverencia hacia la vida.

Consciente del sufrimiento causado por la destrucción de la vida, me comprometo a cultivar mi comprensión del interser y mi compasión, a fin de aprender cómo proteger la vida de personas, animales, plantas y minerales.
Me comprometo a no matar, a no dejar que otros maten y a no apoyar ningún acto de violencia en el mundo, en mi pensamiento o en mi forma de vivir.
Comprendo que toda violencia causada por el fanatismo, el odio, la avidez y el miedo tiene origen en una visión dualística y discriminatoria.
Me entrenaré para mirarlo todo con amplitud de miras, sin discriminación ni apego a ningún punto de vista y a ninguna ideología, y poder transformar la violencia y el dogmatismo que residen en mí y en el mundo.


2. Verdadera felicidad.

Consciente del sufrimiento causado por el robo, la opresión, la explotación y la injusticia social, me comprometo a practicar la generosidad en mis pensamientos, en mis palabras y en mis actos de la vida diaria.
Compartiré mi tiempo, energía y recursos materiales con aquellos que los necesiten.
Me comprometo a no apropiarme de nada que no me pertenezca.
Me entrenaré en mirar profundamente para ver que la felicidad y el sufrimiento de los demás están estrechamente ligados a mi propia felicidad y sufrimiento.
Comprendo que la verdadera felicidad no es posible sin comprensión y amor, y que buscar la felicidad en el dinero, la fama, el poder o el placer sensual genera mucho sufrimiento y desesperanza.

Profundizaré mi comprensión de la verdadera felicidad, que depende más de mi forma de pensar que de condiciones externas.
Si soy capaz de establecerme en el momento presente, puedo vivir feliz aquí y ahora, en la sencillez, reconociendo que existen numerosas condiciones para ser feliz que ya están disponibles en mí y en torno a mí.

Consciente de ello, me comprometo a elegir un medio de vida correcto para reducir el sufrimiento y contribuir al bienestar de todas las especies sobre la Tierra y, en particular, actuando para dejar de contribuir al cambio climático.


3. Amor verdadero.

Consciente del sufrimiento causado por una conducta sexual inapropiada, me comprometo a cultivar la responsabilidad y aprender medios de proteger la seguridad e integridad de individuos, familias y la sociedad.

Reconociendo que el deseo sexual no es amor y que la actividad sexual motivada por el deseo me daña tanto a mí como a las demás personas, me comprometo a no tener relaciones sexuales sin consentimiento mutuo, sin amor verdadero y sin un profundo compromiso.
Me comprometo a buscar entre mis amistades, miembros de mi familia y de la sangha en quienes confío y me apoyo, un sostén espiritual que favorezca la solidez de mi relación.
Haré todo lo que esté en mi mano para proteger a los niños y las niñas del abuso sexual y para prevenir que las parejas y familias se rompan a causa de una conducta sexual inapropiada.
Consciente de que el cuerpo y la mente están interrelacionados, me comprometo a aprender formas apropiadas de cuidar de mi energía sexual y a cultivar la bondad amorosa, la compasión, la alegría y la inclusividad, que son los cuatro elementos básicos del verdadero amor, para mi mayor felicidad y la mayor felicidad de las demás personas.
Consciente de la diversidad de la experiencia humana, me comprometo a no discriminar ninguna orientación sexual o identidad de género.
Practicando el verdadero amor sabemos que continuaremos de una forma hermosa en el futuro.


4. Habla amorosa y escucha profunda.

Consciente del sufrimiento causado por palabras irreflexivas y por la incapacidad de escuchar a los demás, me comprometo a aprender a hablar a todos con amor y a desarrollar una escucha profunda que alivie el sufrimiento y promueva la paz y la reconciliación en mis relaciones con los demás, entre grupos étnicos y religiosos y entre las naciones.
Sé que las palabras pueden crear felicidad o sufrimiento, y me comprometo a aprender a hablar con honestidad, a emplear palabras que inspiren a todos confianza en sí mismos, que alimenten la alegría, la esperanza, y promuevan la armonía y la comprensión mutuas.
Me comprometo a no decir nada cuando me invada la ira. En ese caso, me entrenaré en respirar y caminar en plena consciencia para poder reconocer esa ira y observar profundamente sus raíces, especialmente en mis percepciones erróneas y en mi falta de comprensión de mi propio sufrimiento y el de la persona contra la que dirijo mi ira.

Me entrenaré en decir la verdad y escuchar profundamente para reducir el sufrimiento en los demás y en mí, y a encontrar soluciones en las situaciones difíciles.
Me comprometo a no difundir noticias de las que no tenga certeza y a no decir nada que pueda causar división, discordia o ruptura en el seno de una familia o de una comunidad.
Practicaré la Diligencia Correcta para nutrir mi comprensión, mi amor, mi felicidad y mi tolerancia, y transformar día a día las semillas de violencia, odio y miedo que residen en mí.


5. Transformación y sanación.

Consciente del sufrimiento provocado por un consumo irreflexivo, me comprometo a aprender a nutrir de forma sana mi cuerpo y mi mente y a transformarlos, cultivando la buena salud tanto física como mental por mi práctica de la plena consciencia cuando como, bebo o consumo.
A fin de no intoxicarme, me entrenaré en observar profundamente mi consumo de los cuatro tipos de alimentos: los alimentos comestibles, las impresiones sensoriales, la volición y la conciencia.
Me comprometo a abstenerme de juegos de azar, alcohol, drogas, y a no consumir ningún producto que contenga toxinas, como ciertas páginas web, juegos electrónicos, músicas, películas, programas de televisión, revistas, libros e incluso ciertas conversaciones.
Practicaré con regularidad el volver al momento presente para estar en contacto con los elementos nutritivos y saludables que se encuentran en mí y en torno a mí.
No dejaré que me arrastren los remordimientos y las penas del pasado, ni las preocupaciones o miedos por el futuro.
Me comprometo a no emplear el consumo como un medio de huir del sufrimiento, la soledad y la ansiedad.
Me entrenaré en observar profundamente la naturaleza interdependiente de cada cosa, de forma que, al consumir, nutra la alegría y la paz tanto en mi cuerpo y mi conciencia como en el cuerpo y la conciencia colectivas de la sociedad y de nuestro planeta.





viernes, 19 de julio de 2024

Segundo entrenamiento, sobre la justicia social.

 


Después de la meditación en el grupo de estudio, hoy toca debatir sobre el segundo entrenamiento de la plena conciencia.

Básicamente, se trata de "no robar", resumió alguien.
Esto implica, entre otras cosas, evitar el consumo innecesario.
Y respetar los derechos de los demás seres, incluidos los seres humanos.
Trata del consumo responsable, de no expoliar el planeta y sus criaturas (los animales, las plantas, los entornos naturales), pero también al ser humano.
Trata, entre otras cosas, de justicia social.
Y hoy más que nunca quizás, con los avances en el mundo de las fuerzas más retrógradas, la insolidaridad, la violencia y las guerras, nos toca defender los derechos sociales tan duramente conseguidos y avanzar aún más en el respeto y la justicia social.

Nadie mostró desacuerdo.

Quizás, en el transcurso de nuestra vida no lleguemos a ver un mundo respetuoso, de justicia social, donde ningún ser humano sea declarado ilegal y ninguna mujer sea asesinada por su pareja o su ex, donde nadie se apropie del valor de tu trabajo ni convivan con naturalidad la riqueza y la pobreza.
Quizás no lo veamos en esta vida pero podemos comprometernos a aportar nuestro granito de arena para mejorarlo, para unir fuerzas en esta dirección.

Dejar un mundo mejor para el ser humano. Y para todas las demás criaturas.
Y también un ser humano mejor para el mundo -comentó alguien.

De qué nos sirve conquistar ciertos derechos, ganar algunas guerras,
si lo hemos hecho con ira y con odio?
Imagina un pueblo que ha sido perseguido, humillado, explotado y agredido de una forma atroz.
Conseguimos parar ese genocidio y las condiciones cambian.
Imagina que el pueblo perseguido, pasado el tiempo, se convierte en el nuevo monstruo asesino y perseguidor, movido por la rabia, la paranoia, el sentido de amenaza y peligro.
Creo que es importante aprender a gestionar el dolor que surge en las situaciones de injusticia.
Porque si no, la resolución momentánea del problema es solo aparente.
Y pronto surgirá otro problema en represalia, quizás aún peor.

Hay quien dice que el sufrimiento es la mejor escuela, pero no siempre es así.
Depende de cómo se gestione ese sufrimiento.
Si se gestiona desde la impotencia, el victimismo, el odio y la venganza,
el problema no está resuelto aunque lo parezca.
Estaremos nutriendo las semillas de la venganza, la ira y la violencia
que antes o después emergerán en forma de nuevos atropellos.

Es importante dejar un mundo mejor pero, sobre todo,
es importante dejar un ser humano mejor
para las nuevas generaciones que nos seguirán.
Y ésos son nuestros dos grandes compromisos.
La gran misión del eslabón de paso que somos.

Yo decido prestar atención, sobre todo, a la mente que genero en cualquier situación,
en especial en las situaciones de conflicto.
Solo una mente de comprensión, empatía, solidaridad y amor,
con paciencia y perseverancia,
contribuirá a un mundo mejor a corto, medio y largo plazo.




martes, 9 de julio de 2024

Libertad sin ira.

 


Sobre la violencia y cómo involucrarnos
para vivir en un mundo más justo y compasivo.

"Por un lado, está la manera de gestionar la experiencia emocional
y por otro la relación con el agresor.
Lo que necesitamos preguntarnos es cómo decidimos responder.
Porque fundamentalmente es una elección.
Podemos elegir impartir justicia y equilibrar la balanza, podemos convertir al agresor en víctima,
podemos llenarnos de resentimiento y decidir no perdonarle nunca, etc.
Cuál es nuestra elección?
Desarrollar compasión también es cultivar la habilidad de conseguir que los demás dejen de ser nocivos, que todos los seres despierten a estados en los que no deseen hacer daño a nadie.
Puede que sea difícil y sólo unas pocas personas lleguen a ser capaces de ejercitarla, pero es importante que exista en el mundo.
Experimentar daño nos exige avanzar en esta compasión
que desarrolla la sabiduría para detener la maldad.

El principal problema radica en que implicarse en una situación para defender a alguien (o a una misma) es arriesgado. Es fácil caer en el desequilibrio emocional que estamos intentando mantener.
Si al ayudar no podemos evitar caer en la ira, la venganza o el rencor, el mensaje altruista está empezando a fracasar.
En la meditación formal y lejos de las demás personas, quizás podemos controlar las emociones, pero al implicarnos solemos caer en estados negativos.
La cuestión es que actuar con enfado sólo añade enfado al mundo, aumenta la infelicidad y el dolor. Aunque el objetivo sea aparentemente justo, la presencia de enojo, rencor, ira o cólera se suma al dolor del mundo. No reducimos así el sufrimiento sino que lo aumentamos.
Las emociones negativas nunca están aisladas, se contagian, se transmiten.
Nuestra forma de estar y responder afecta a los demás seres.

Lo que empezamos a preguntarnos, pues, es si tenemos la suficiente madurez y presencia para enfrentarnos a la maldad con serenidad, humildad y compasión.
Sabemos que nuestro equilibrio emocional es muy frágil y que sin las condiciones apropiadas podemos perder todo lo conseguido (incluidas nuestra relativa bondad, ecuanimidad, paz, etc).
Sabemos que si nos descuidamos las actitudes injustas y abusivas fácilmente nos llenan de indignación y enojo y así, en lugar de evitar que se produzca el daño, lo hacemos mayor si acabamos atacando y agrediendo.

Pocas personas tienen la madurez suficiente para enfrentarse a la injusticia con firmeza y sin rencor. Éste es el problema. A menudo solo somos capaces de hacerlo en ciertas condiciones amables y controladas y, si no es así, perdemos el equilibrio interno.

Muchas personas que ayudan y luchan contra la injusticia carecen de estos planteamientos.
Para muchas, lo importante es la efectividad, los resultados, sin darle importancia al hecho de caer en emociones negativas.

Pero desde una perspectiva más despierta consideramos que, además de los efectos inmediatos, también son relevantes las consecuencias de nuestras emociones y comportamientos, teniendo en cuenta los efectos que puede acarrear cualquier acción en el futuro.

Ejercer la compasión que evita la maldad es sumamente difícil para la mayoría, y por este motivo casi siempre gana la maldad si no hay nadie que la detenga. Pero también gana si quienes la detienen actúan con enfado, rencor o venganza.
La compasión nos obliga a evolucionar, a salir de nuestros refugios de meditación y encontrarnos con las personas.

Parte del camino de la compasión es adquirir la sabiduría, la determinación y las habilidades prácticas para aliviar el dolor del mundo.
El budismo menciona cuatro maneras de ejercer la generosidad de dar:
podemos ofrecer ayuda material, ofrecer amor, ofrecer seguridad y ofrecer métodos para dejar de sufrir.
Salvar a los demás de la maldad forma parte de esa generosidad de ofrecer seguridad.

Nuestra responsabilidad es ofrecer esto al mundo.
Ante la maldad, qué elegimos? Qué queremos que sea nuestra aportación? De qué lado estamos?

Aunque fracasemos una y otra vez, la evolución de todos los seres es lo que realmente importa."


(Del libro Elegir la compasión 21 días. Juan Manzanera).






Recordó aquel tema que escuchaba años atrás, "Libertad sin ira".
En otra vida, cuando ella veía la ira como un elemento movilizador para el cambio, en situaciones de injusticia.
Entonces no compartía aquella canción que se había convertido en una especie de himno.
Y de repente ahora la recordada, con otro significado.

Libertad sin ira, libertad.
Guárdate tu miedo y tu ira.
porque hay libertad sin ira.
Y si no la hay,
sin duda la habrá.





domingo, 7 de julio de 2024

La herencia.

 


Él dijo: Este mundo es un infierno.
No es que todo el tiempo sea un infierno pero hay muchas personas que viven un infierno tras otro, como una condena.
Invasiones, conquistas, saqueos, genocidios... sólo hay que mirar los libros de historia.
O las noticias en la actualidad.
Parece que el ser humano sea cruel por naturaleza.

Se quedó callado un momento y luego se corrigió:
Quizás debería decir que el hombre es cruel por naturaleza.
El general, las mujeres no se han dedicado a esto a lo largo de la historia, ni en la actualidad.
Más bien se han ocupado de los cuidados, la mayor señal de civilización, según la antropóloga Margaret Meed.
Y si acaso, gracias a eso hemos sobrevivido.
Pero el poder no está de su parte, en este mundo nuestro,
lo que se impone es la fuerza física, la explotación y la crueldad.
La supervivencia de la humanidad tiene los días contados
y esperemos que no se lleve con ella el resto de vida en el planeta y el planeta mismo.

Siguió un silencio pesado en el compartir del grupo.



Alguien llevó las manos juntas al pecho, en señal de compartir.
Miró con complicidad al joven que acababa de hablar y sonrió.

Ya sé que el compartir no es un espacio para el debate, la polémica o la validación,
sino solo para la escucha atenta y la palabra amorosa,
o al menos el habla desde el corazón.
Y desde el corazón quiero decir que veo lo mismo que tú. Hoy. En esta cultura occidental de la que formo parte.
Hoy, en el mundo que conozco, la mente humana es egocéntrica,
crea un ser separado al que cree proteger, con muy mala fortuna, muy malos resultados.
Es egoísta, competitiva y sufriente.
Y así, ante situaciones de enfado, celos, envidia, etc, solemos decir: soy solo un ser humano.
Como si fuera una enfermedad sin remedio. La propia naturaleza humana.

Pero la realidad es que en otras culturas el ser humano no es exactamente igual.
O bien hace siglos, o milenios, la mente humana estaba constituida por otra serie de valores,
otra visión del mundo, de la vida, de la propia identidad.
Y esto es así porque el ser humano no es un ente concreto, rígido, inmutable.
Se habla de la plasticidad de la mente humana. Y del ser humano también.
El ser humano que hoy somos es el resultado de la herencia transmitida
(genética, emocional, cultural, espiritual).
En budismo lo llaman karma colectivo.

Dicho esto, siento que nuestra misión ahora es dar forma al ser humano del futuro.
Si decidimos que el pequeño yo separado y egocéntrico
nunca va a tener acceso a la paz, la plenitud y la felicidad,
quizás está en nuestras manos empezar a vivir como un ser más grande, colectivo,
compasivo, empático y solidario,
generoso, agradecido y feliz.

Está muy bien esforzarse en dejar un mundo mejor, más justo y ecológico,
preservar la vida que aún habita este planeta.
Pero es igual de importante, o más, ver cómo lo hacemos.
La herencia emocional que vamos a transmitir a las nuevas generaciones.
Si desde la ira, la violencia, el ser pequeño, egocéntrico y enfadado,
o desde la reverencia por la vida, la compasión, la empatía, la alegría,
el ser colectivo que somos.

Conscientes de que la plasticidad de la mente humana nos ofrece tantas posibilidades, de presente y de futuro,
hoy siento que el sentido de esta vida quizás no sea tanto alcanzar la iluminación (yo, este pequeño yo de paso, tan provisional)
como contribuir a que esa mente de despertar se manifieste,
da igual si tiene lugar hoy, dentro de cinco siglos
o cinco milenios.

El sentido de la vida es proyectar la energía (siempre que puedas)
del ser que quieres que se manifieste.
Antes o después, da igual, dado que el tiempo lineal solo es un relato.

Cambiar para que todo cambie.