jueves, 29 de marzo de 2018

La meditación en la muerte.







Querida amiga:

Me preguntas por la meditación en la muerte
y en la preciosa existencia humana.

Para ponerte en contexto, tal y como las he aprendido yo, son dos prácticas que forman parte de las 21 meditaciones del Lamrim (las etapas del camino a la iluminación), en el budismo tibetano.

En este tipo de meditaciones, dedicamos un espacio de tiempo a la contemplación o reflexión sobre alguna de las enseñanzas (meditación analítica), hasta que esta investigación conceptual o razonamiento lógico nos conduce a la comprensión profunda y a la experiencia misma del objeto de la enseñanza (amor, renuncia, refugio, tomar y dar, apreciación de la vida, etc.)

En este momento de "realización" o experiencia profunda, soltamos el razonamiento, todo tipo de análisis conceptual, y nos concentramos en la experiencia misma, libre de conceptos (meditación de emplazamiento), para integrarla y estabilizarla, hasta que acaba convirtiéndose en parte natural de una misma.

Entre estas 21 meditaciones del lamrim o "etapas del camino" (refugio, karma, renuncia, ecuanimidad, igualarse, tomar, dar, la gran compasión, etc.) están la meditación en la muerte y la de la preciosa experiencia humana.





Para empezar, te sientas en tu posición de meditación y tomas conciencia de la quietud física y mental, sueltas todas las preocupaciones y gestiones pendientes (las que tenías antes y las que volverás a afrontar después de la meditación) y te planteas una motivación para esta práctica.
En el caso de la meditación en la muerte, la motivación podría ser tomar conciencia estable de que esta oportunidad se acabará en algún momento, reconocer la impermanencia de todas las cosas y aceptarla, soltar miedos, apegos, etc. Identifica tu propia motivación personal.
Y a partir de ahí te concentras en pensar (meditar) sobre la impermanencia.
Este personaje tuyo va a tener un final algún día, eso es seguro; en cualquier momento, tal vez hoy mismo.
No sólo voy a morir "yo" (este yo con el que me identifico) sino también todas las personas que amo, las situaciones, lo que poseo o creo poseer.
Es cuestión de tiempo.
Así que por qué no soltar ya mismo y liberarme de todos los sufrimientos que me causa este apego que me lleva a querer retener las cosas, una batalla perdida de antemano.

Dedico la mayor parte de mi tiempo a actividades para la comodidad física, la acumulación de bienes materiales, el éxito social, o para la fantasía de "seguridad" y bienestar o felicidad, que nada de esto me garantiza.
Lo único que me garantiza la felicidad es la liberación de todas esas necesidades engañosas.





Meditar en la muerte debería llevarte a establecer un orden diferente de prioridades en tu vida
y la liberación de un montón de necesidades que te hacen presa fácil del miedo y la esclavitud.

Esta "meditación analítica" en la muerte te podría conducir a un estado alegre y sereno de libertad y fortaleza, liberada de los apegos y miedos a perder (lo que ya has soltado de alguna manera).
Ligereza, desapego y desdramatización de las preocupaciones mundanas.

Te concentras en esta experiencia profunda de plenitud, confianza y serenidad.
Ahora sin necesidad de análisis conceptuales o pensamientos.

Simplemente te concentras en la experiencia de plenitud y libertad,
más allá de la hipnosis de la vida y la muerte.

En el momento en que pierdas la experiencia de plenitud, vuelves temporalmente a recordar el razonamiento analítico, la enseñanza sobre la muerte que te lleva a la experiencia de libertad.
Y ahí vuelves a quedarte, concentrada en la experiencia misma, sin palabras ni conceptos.





Se dice que las enseñanzas budistas (y también las 21 meditaciones del lamrim) son como un botiquín con diferentes medicinas para diferentes males o situaciones.
Hay medicinas que, siendo muy eficaces para un mal concreto, no son válidas e incluso podrían ser contraproducentes si las haces servir para otro tipo de padecimiento.
Del mismo modo, es aconsejable utilizar la meditación apropiada para tu situación particular en un momento dado.
Y si consideras que la meditación en la muerte podría llevarte a un estado de depresión o miedo, no es el momento de ponerla en práctica. Y quizás podrías elegir otra, en el refugio, la renuncia, igualarse con los demás, la gran compasión o cualquier otra adecuada para ti, aquí y ahora.




(Continuará.
Segunda parte en el próximo post)


2 comentarios:

  1. Genial, pero que ansiedad y pánico da pensar en la muerte. Aprender a aceptarla es la dura tarea por hacer.
    Abrazo maestra

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