jueves, 12 de marzo de 2015

Hacer limpieza.






Jueves y sol, primavera.
La lavadora tendida, el terrado invadido por un sol primaveral.
Lo último que retiraba de la mesa del desayuno era la tostadora de pan, el calentador de agua y la cafetera.
Todo lo demás recogido en la cocina, la mesa despejada,
podía escribir cómodamente, indagar en el mundo que aparecía ante ella, aquí y ahora, al calor que aún desprendían la tostadora, el calentador de agua y la cafetera,
con el aroma del café y el pan caliente aún flotando en el aire.

Volvía del terrado, del aroma de sol y primavera, y entraba en el cuarto de aroma a café y pan caliente.
Tenía una cocina, un cuarto donde comer, un terrado donde tender la ropa, aireada al sol y la brisa del mar y los árboles del Montjuic, qué más podía pedir?




Una paloma camina pausadamente por el techo de la galería.
Ve claramente sus patas y su cuerpo atravesar el techo de cristal.
Qué más podía pedir?

Tenía un piano heredado donde entretenerse a ratos.
Una casa limpia.
No era el lugar zen donde le gustaría vivir,
blanco, luminoso y vacío de objetos,
pero intentaba que no le molestara tanta acumulación de lo que ella llamaba "basura".
Libros y discos que podía regalar a las visitas, juegos de mesa para cuando llegaban l@s niñ@s, altavoces sin uso, "pero que funcionaban". Tantas cosas sin uso, pero que funcionaban. Innecesarias.
Miraba su entorno y veía su mundo, su mente.
El mundo que proyectaba como reflejo de su propia mente.




Dónde estaba la "desalineación" de la que hablaba Josep Soler en su libro, "El lenguaje del alma"?
¿En que se había acostumbrado a vivir en un mundo de acumulación, demasiado lleno (su mente demasiado llena), sin que le molestara (demasiado)?
Decidió que tenía que revisar su mente, toda la "basura" acumulada en su mente, todos los objetos de la mente no necesarios (funcionen o no, si no son necesarios ni de utilidad personal, de qué le sirven?), el ruido, todos esos obstáculos en el espacio.

Qué solía decir de la comida, cuando no tenía hambre?:
Lo que no necesita el organismo, acumulado, se convierte en toxinas.
Pues lo mismo con los objetos de la mente no necesarios, ocupando espacio, que te distraen, y se convierten en toxinas.

Decidió empezar a desprenderse (otra vez) de los objetos no necesarios de su mundo exterior
y de su mundo interior.





4 comentarios:

  1. Ya te extrañaba compañera!!! quería compartir que la herramienta del perdón radical que descubrí a través de esta casa ha marcado un antes y un después. Bueno...eso, la terapia y mi fuerza de voluntad..quería que lo supieras guapa...me apunto contigo a "fer dissabte" como decimos en Mallorca cuando hacemos limpieza profunda en casa. GRACIAS!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Sonia.
      Me alegra mucho ver que estás bien.
      Buen dissabte. Alegre y provechoso.
      Y buen fin de semana. ;)

      Eliminar
  2. Al igual que Sonia, ya echaba de menos tus palabras, o mejor echaba de menos la "terapeuta" palabra que proviene de theravada, que en sánscrito significa, literalmente: "persona que sigue la tradición de los sabios". Esa limpieza me suena a aprender que la vida está hecha para tomar y soltar continuamente..Seguiremos aprendiendo.
    Saludos, Diego
    @echemosvaina

    ResponderEliminar
  3. Sí, Diego, la ligereza de soltar. La libertad de la ligereza.
    Beso y buen finde.

    ResponderEliminar