martes, 7 de octubre de 2014

Cuando dormir es algo más que dormir.




"Los gatos duermen en algunos casos hasta 20 horas diarias, posiblemente porque el mundo onírico es más interesante que el mundo de la vigilia,
ya que, igual que en los seres humanos, existen universos superpuestos en el cerebro y los sueños lúcidos abren las puertas a estos universos".

(Jorge Blaschke. 
Los gatos sueñan con física cuántica y los perros con universos paralelos.)


Como un gato, cada vez le gustaba más dormir. Y meditar.

Recuerda su primer retiro de mahamudra, sobre la mente sutil y muy sutil.
Entonces no entendía demasiado lo que se contaba allí pero en las sesiones se entregaba completamente al viaje, plenamente consciente y despierta. Curiosa y entusiasta ante el nuevo terreno a explorar. Pero en cuanto acababa la meditación se retiraba a su cuarto y se metía en la cama a dormir hasta la siguiente sesión. Y ahí estaba de nuevo, despierta, entregada al viaje, curiosa, entusiasta. Y su retiro personal se repetía en casi todos los descansos entre sesiones. Empezó a sentirse culpable porque parecía que evitara el trabajo voluntario en el que se ocupaba la mayoría de l@s asistentes entre sesiones (preparar las mesas, hacer la comida, fregar los lavabos...) Ella no era una vaga. Y en las sesiones de meditación estaba plenamente despierta y concentrada. Y sin embargo, al salir solo deseaba retirarse a dormir. Se sentía culpable; entonces, aún preocupada por la opinión que sobre ella tenían los demás.
Y así transcurrió su primer retiro de mahamudra.

Como Shantideva, a quien sus compañeros del monasterio llamaban "el monje de las tres realizaciones": comer, dormir y defecar. Un auténtico vago, en apariencia.





Cuando volvió a casa recuperó su anterior normalidad.

Últimamente, sin embargo, el cambio había ido teniendo lugar casi sin darse cuenta, su agenda cada vez más vacía. Le gustaba descansar.

Como un gato, cada vez le gustaba más dormir y meditar.
En cualquier posición, sentada o tumbada. Empezaba soltando equipaje, soltando yo (lo mío, mis opiniones, mis problemas y alegrías, mis asuntos). Y abriéndose, receptiva. Y a veces era como si cayera en el sueño.

Como un gato, cada vez tenía menos interés en las actividades, en hacer, excepto esos inevitables compromisos kármicos de servicio -con sus allegad@s, con el mundo o con su cuerpo, que había que mantener en funcionamiento.




Curiosamente, no deseaba ese estado para sus hij@s o sus amig@s, por el riesgo de depresión.
Prefería que se mantuvieran activ@s, con proyectos y mucha ilusión.
Pero no era su caso.
Sentía que ella no necesitaba todo eso.
Natural y espontáneamente se sentía bien en el no-hacer.
Y quizás en el no-ser.
Así que ahí estaba otra vez la impostora (Haz lo que yo diga pero no lo que yo haga).
Como una madre permisiva, buscando la fórmula fácil para que la gente que ama esté contenta.
Y no cause problemas.
Si tú estás bien yo estoy bien.
Si tú estás bien, dejas de molestar. Y yo estoy bien.




Mejor dejar de decirle al mundo lo que tiene que hacer.
Dejar de desear.
Dejar de intervenir.
Qué sabe ella, para intervenir.
Sincera, honestamente, no sabe nada de nada.




Thich Nhat Hanh (que sí sabe, un poquito más) dice:
Yo no quisiera para mis hijos un mundo sin sufrimiento.

No mud, no lotus.

Hay que tener un gran corazón mahayana y una profunda realización de la bodichita
para no tenerle miedo al sufrimiento de tus hij@s
en este preciosa
experiencia
humana.






4 comentarios:

  1. Marie, asombrosamente me encontraba hoy pensando si este año sabático en el que me encuentro con el fin "soltar equipaje" y estudiar más sobre budismo, podría desencadenar en una especie de desinterés o apatía por lo que me rodea. Ya de ante mano esta situación me está trayendo problemas con las personas más cercanas...sólo pienso en meditar y nada más...un abrazo y alegría leerte!

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    1. Disfruta de tu año sabático y de tu estudio y práctica del dharma.
      Sabrás que estás en el camino por las señales; ya sabes: si cada vez te importan más las personas que te rodean y lo que te rodea; si cada vez hay menos conflictos con tus allegad@s y los que surgen se resuelven más fácilmente, etc.
      Lo cual no quiere decir que tengas que implicarte en todas sus actividades.
      Disfruta del camino con sinceridad; cuanto más seguro estés menos miedo tendrás.
      Un abrazo.

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  2. Pues bienvenida al club, lo mío viene de lejos, he disfrutado y disfruto de la pereza, la pereza de hacer lo inútil, de perseguir zanahoria, el torbellino de lo mundano, mientras he disfrutado y disfruto de la actividad de la contemplación, calma mental, del "no hacer" haciendo. Estoy convencido que es una cualidad de los grandes místicos e inventores, quién sino inventó la rueda para trabajar menos llevando cargas, el botijo para no tener que ir a cada momento por agua, la carretilla, etc... el mundo está en deuda con los vagos sin duda, sólo pensar lo que debemos a Shantideva ni vendiendo todo el oro de Fort Knox. ;))

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  3. :)

    Gracias por compartir tus sabias palabras.

    Y bienvenido de vuelta al club. :)

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