lunes, 11 de julio de 2011

El amor llena tu vida de fiesta.




En budismo, el loyong se define como
el adiestramiento de la mente para convertir las circunstancias adversas
en el camino espiritual.
El loyong nos da las herramientas
para transformar cualquier circunstancia adversa,
externa o interna,
en una oportunidad de práctica
y crecimiento
personal y espiritual.
Y el corazón del loyong son las ocho estrofas
compuestas por el maestro budista del siglo XI Langri Tamgpa
que, literalmente,
describen "el modo budista de amar".

Y ahora te puedes preguntar:
qué tiene que ver el amor con el adiestramiento de la mente
para transformar las circunstancias adversas en el camino espiritual?
Todo.
Porque la transformación de la que hablamos
no es posible
sin la base del amor.
Porque el adiestramiento de la mente del que hablamos
no es posible
sin la fuerza,
sin la energía
del amor
del
que
hablamos.



















No es la primera vez que traigo a este blog
las ocho estrofas para el adiestramiento de la mente
de Langri Tangpa.


Loyong tsig gyema.
(Adiestramiento de la mente
en ocho estrofas)

De Langri Tangpa.

Con la intención de alcanzar
la meta última y suprema,
que es incluso superior a la gema que colma todos los deseos,
he de estimar siempre a todos los seres.

Cuando me relacione con los demás
he de considerarme la persona menos importante
y con una intención perfecta
estimarles como objetos supremos.

He de examinar mi continuo mental en todas mis acciones
y cuando surja una perturbación mental
que me conduzca a mí o a los demás a actuar de manera inapropiada,
he de oponerme a ella con firmeza y evitarla.

Cuando me encuentre con seres desafortunados,
oprimidos por el mal y los grandes sufrimientos,
he de estimarles como si fueran
un valioso tesoro difícil de encontrar.

Incluso si alguien a quien he beneficiado
y en quien tenía grandes esperanzas
me perjudicara sin razón alguna,
he de considerarle como mi sagrado guía espiritual.

Cuando alguien, por celos,
me cause daño o insulte,
he de aceptar la derrota
y ofrecerle la victoria.

En resumen, que, directa o indirectamente,
ofrezca mi ayuda y felicidad a los maternales seres
y tome en secreto
todas sus desdichas y sufrimientos.

Además, que gracias a estas prácticas del método,
junto con una mente que reconoce que todos los fenómenos son ilusorios
y limpia de las manchas de las concepciones de los ocho extremos,
me libere de la prisión de las apariencias
y concepciones erróneas.


Comparemos.

Qué tiene en común esta forma de amar
con el amor
que conocemos?

Poca cosa.

Quizás nada.











Qué les diferencia?
Que el amor que conocemos es egocéntrico,
gira en torno a mis deseos.
Y el amor del loyong me quita de en medio
para que pueda ver a la otra persona
y sus deseos
de ser feliz.


Veamos:

Mi objetivo no suele ser amar a todos los seres (1ª estrofa)
sino que me ames a mí en exclusividad
y yo haré lo mismo contigo.
Si complaces mis deseos.

Cuando me relaciono con las personas que amo, en especial con mi pareja,
no suelo considerarme la persona menos importante (2ª estrofa),
sino por el contrario, hay casi una obsesión en que me demuestres continuamente tu amor.
Por no hablar de la competitividad latente.

Ante pensamientos o sentimientos de celos, envidia o cualquier otra negatividad que me induzca a hacerle daño (3ª estrofa)
o a que reaccione de una forma negativa (con enfado, etc.),
no me corto ni un pelo
y doy rienda suelta
a que "fluyan"
mis venenos.
Lo que importa es ganar.

Cuando cae en desgracia o se siente mal (4ª estrofa)
no siempre respondo con un apoyo incondicional
sino, quizás, con decepción,
y con la demanda imperante a que sea fuerte y apechugue.
La vida es dura, verdad?
Que sea fuerte y afronte sus propios problemas,
quizás
para que a mí no me salpiquen demasiado.

Y si me perjudica sin razón alguna
después de todo lo que le he beneficiado (5ª estrofa),
puerta.
De desagradecidos está el mundo lleno.

Nunca, nunca
aceptaré la derrota
para ofrecerle la victoria (6ª estrofa)
ni seguiré ofreciéndole mi ayuda
que no merece (7ª estrofa).

Y que nadie me diga, y él menos que nadie,
que me equivoco,
que no tengo razón
y que mis concepciones y creencias son erróneas (8ª estrofa).
















El amor "romántico" egocéntrico y demandante
no es amor.

Qué tiene en común el amor del que me habla Langri Tangpa (el amor budista)
con el amor que conocemos?
Poca cosa.
Quizás nada.

En qué se diferencian?
En que el amor que conocemos es egocéntrico,
gira en torno al yo
(un yo que, si lo buscas, no lo encuentras).
No es amor.

El amor que conocemos no es amor.

Esta forma de amor que nos propone Langri Tangpa es completamente diferente
al que experimentamos habitualmente.
¿Imposible?
Ahora sí.
Pero es cuestión de práctica.


Aplica las ocho estrofas a tu amor.



Y para comenzar
a practicar
hay que quitarse
de en medio
y empezar
a ver al otro.







Y cuando hablo de ver al otro me refiero
a empezar
por ver
lo esencial
del otro:
que es un ser
que quiere ser feliz
y no quiere sufrir.

Exactamente igual que yo.

Lo demás es anecdótico:
su trabajo o a qué dedica el tiempo libre,
sus puntos de vista, su manera de hacer las cosas, sus vicios y manías,
todo lo que me separa
o me altera
de él,
meras anécdotas.
Hay que empezar por verle
en esencia,
una vez que yo me he quitado de en medio,
porque si sigo en medio
no voy a poder verle a él
sino una distorsión de su imagen
producida por la lente
de mis exigencias y demandas, mis puntos de vista y creencias,
mi manera de hacer y ver las cosas, mis vicios y manías.
Si sigo en medio
todo lo que voy a ver es una distorsión
de las cosas,
de las situaciones,
de todos los seres.

Así que me quito de en medio y empiezo a verle,
y empezar a ver es
empezar a comprender,
que es empezar a conocer,
y empezar a conocer es empezar
a amar.

Y ahora sí,
ahora puedes empezar a aplicar cada una de las ocho estrofas
a tu amor
y al objeto de tu amor.

Y entonces es cuando empezarás a entender
que el amor
es una fiesta.










Y, con ese referente,
con esa inspiración,
con esa experiencia única
dentro de ti,
ya puedes empezar a hacerlo
extensivo
(ese amor)
a todos los seres.

.

12 comentarios:

  1. Qué buena la entrada.

    Una vez visto qué soy, la práctica del quitarme de enmedio habrá de inspirar mi sino.

    Gracias.

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  2. Felicidades, PazzaP.

    Te quitas de en medio
    y ahora es cuando tu vida
    empieza a ser vida.

    Celébralo.


    Un abrazo.

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  3. En estos dias de vacaciones, tus reflexiones són como un "cordón umbilical" que me une a las enseñanzas del Centro y que poco a poquito intento asimilar.
    Camino muy despacio por el "camino"
    pero siento alegria cuando, sin saber como, descubro un grano de arena de sabiduria. Luego mi impaciencia me hace mirar el inmenso desierto de arena y pienso... lo que me queda!
    Pero rapidamente me contesta el sentido común: Lo que te queda de vida!
    Gracias por tu ayuda. Un abrazo.

    Montse

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  4. Lo que te queda de vida, Montse, es mucho, si ni las vacaciones te hacen desconectar
    del dharma.

    Te felicito.


    Un abrazo.

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  5. A mí me ha gustado pensar en que podemos adiestrar nuestra mente para convertir las circunstancias adversas en camino espiritual. En ese camino me hallo e intento que sea el camino que también inspire a recorrer a mis hijos en estas circunstancias. Pero esta mirada de amor tan desprendido, que acepta todo lo que el otro puede hacer es sumamente compleja, porque donde te deja a tí misma. Quizás si se trata de mirar el amor de una manera menos "amorosa tradicional" y más como una condición de relacionarnos a los demás, pero el amor de pareja trae otras connotaciones. No lo sé, creo que es un tema para meditar y aprender mucho.

    Marcela F.

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  6. donde te deja a tí misma.

    Te deja más allá, más grande, transcendiendo el pequeño yo -ese que se da la autoimportancia que tanto le hace sufrir.

    Para qué identificarse con ese pequeño yo (que ni siquiera existe, una mera construcción mental) y resignarse a una vida pequeña y pobre (y muy sufriente) cuando el amor (ése que transciende el pequeño yo) puede hacerte grande y vivir una vida grande.

    El amor de verdad convierte la vida en una fiesta,
    a diferencia de este proyecto demandante y exigente al que llamamos "amor", que hace de la vida una frustración permanente, cuando no un infierno.

    Yo creo que hay que quitarse de en medio de vez en cuando, quitarse de en medio y relajarse.
    Y ver qué pasa...

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  7. Donde me deja a mi ese amor? No quería pronunciar esa frase, pero me rondaba en la cabeza queriendo salir.
    Llevo días pensando mucho en ello y creo que no debo ser tan fundamentalista en mis exigencias.
    Es bueno cuidarme, escucharme y mimarme ¿Por qué no? Si nos obviamos dejaremos una parte muy importante, si no somos felices difícilmente podemos desear la felicidad de los demás. Y hay sitio para todo, una cosa no excluye la otra.
    Pienso que tal vez haya varias etapas en ese camino de quitarme de en medio, de olvidarme del “yo, me, mi, conmigo”
    Pero las cosas no forzadas, de a poco a poco y sin agobios a veces son más útiles.

    Cati

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  8. Claro que sí, Cati, gradualmente, como no se cansa de repetir Rabjor.

    Lo que pasa es que yo creo que le tenemos mucho miedo a este "quitarse de en medio" y dejar de escucharse, cuidarse, mimarse y todo eso, cuando en realidad,
    en mi experiencia, limitada como es,
    es entonces, cuando quito de en medio a ésta (quien quiera que sea),
    cuando empiezo a escucharme, a cuidarme y a mimarme de verdad,
    mucho más ligera, libre y feliz.
    (Te confesaré que yo soy una experta en escucharme, cuidarme y mimarme; tengo que estar bien para funcionar -pero funciono mejor cuando dejo espacio para "ver" a los otros).

    Pero eso es sólo mi experiencia.
    Limitada.

    La única diferencia entre el yo que me martiriza y el yo que me aligera es, quizás, que éste segundo deja espacio para ver al otro (el de verdad -vulnerable-, no el caballero de la armadura oxidada que me presenta).

    Petosn, Cati, querida,
    y no dejes de cuidarte.

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  9. Marié!
    cada día una fiesta...!! una fiesta de amor, armonía, alegría...

    ¿Cómo permitirse olvidar que ello es posible...? y está en nuestras manos...! ES alentador, animador y despierta entusiasmo de verdad!

    Y sin embargo...

    ...seguimos con un tiránico yo tan mal acostumbrado...

    cuanto trabajo por hacer aún!

    Mil gracias!
    Santi

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  10. El trabajo, ya sabes (la práctica subsiguiente tras el curso del sábado pasado, las clases del Poble Sec y la meditación con tertulia del miércoles por la mañana -coincidencia en lo mismo desde todos los flancos): aplicar las ocho estrofas a la vida cotidiana y, en especial, a nuestras relaciones amorosas. Incluidas las de pareja, sí.
    ¿Difícil?
    Dado que nos hemos acostumbrado a practicar lo contrario, en principio resulta difícil.
    Veremos qué pasa cuando nos acostumbremos a aplicar estas propuestas de las ocho estrofas.

    Y a ver qué pasa.

    Abrazos
    -porque ánimo y entusiasmo sé que no te faltan.

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  11. Despues de tiempo he vuelto a tener una relación de pareja, yo me veía a mi misma en paz y armonía y en general, mis deseos quedaban de lado, veía las cosas con más claridad, pero si el ser que tienes en frente es completamente opuesto y su amor es egocéntrico, y la tranquilidad y serenidad se ven interrumpidas por las torpezas del ego, ciertamente existe un asomo del sufrimiento por q esta persona no comprende q pueda ceder y no responder a los celos o las venganzas del ego así si el me dice q me quiere menos q el día de ayer, yo le digo q lo quiero más y ...y nos falta tanto camino, quizá "el amor convencional" distrae.

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  12. El no-amor distrae, tienes razón.
    El egoísmo confundido distrae y aleja de las prioridades (ser feliz).
    Pero el amor es una experiencia interna -no lo que hago o dejo de hacer sino su motivación.
    Por ejemplo, el amor te dice cuándo debes "ceder" y cuándo no.
    Nunca le hacemos un favor a nadie alimentando sus engaños o su confusión, cuando permitimos o favorecemos que tenga actitudes egoístas y desconsideradas, que realice acciones negativas que le causarán problemas y sufrimiento en el futuro.
    El amor de una madre le hace decir no a veces a los caprichos innecesarios de su hij@, especialmente cuando le van a hacer daño, y a veces se mantiene a una distancia prudente y deja que lo experimente en su propia piel para que aprenda de sus errores.
    El amor es un sentimiento, una experiencia interna -no unas pautas concretas de acción, eso lo sabrá cada cuál en cada situación.
    Pero desde el amor contamos con una guía, una especie de navegador que nos lleva a equivocarnos menos, porque importa poco lo que piensen los de más de un@ mism@ (si lo consideran amor o no); simplemente haces lo que la sabia intuición del amor te dice que es lo mejor para la otra (u otras) personas.

    Y alimentar engaños y confusión sólo para que piensen que les amamos no es ciertamete amor.

    Cada cual tiene que prestar atención a qué mueve realmente sus actos -y sus pensamientos.

    Ser sincer@ con un@ mism@ y no autoengañarse es lo más difícil en el camino del crecimiento personal y espiritual.

    Sin juzgarse ni autoculpabilizarse -como no culpamos ni autoculpabilizamos a l@s demás.
    Simplemente contemplando sin miedo cómo son las cosas (incluida mi propia motivación), corrigiendo lo que tenga que corregir y tirando p' alante.

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