martes, 21 de diciembre de 2010

Yo ya no me enfado...







Como en un programa de discos dedicados,
esta entrada es por petición.
Regina me pide que le resuma la clase de ayer, sobre el enfado, y Natalia me sugiere que la comparta en el blog.
En especial, la lista de desventajas del enfado.

Quién quiere saber sobre el enfado? Nosotr@s ya no nos enfadamos, verdad?
Sabiendo lo que sabemos, a estas alturas, el enfado ya no ocupa espacio en nuestras vidas, verdad?
Santi dice que no. No soy una persona fácil para el enfado, y últimamente menos.
Natalia está de acuerdo. Yo ya no me enfado.
Y yo también. Eso me parecía. Hasta que hicimos la clase en el PG, con Rabjor, (yo ya esto lo tengo superado), y llegué a casa y apareció una explosión, como un mara explícito, detalladamente claro y visible, como una ilustración perfecta para la práctica de la clase reciente, una explosión descontrolada en la que podía ver con claridad todas las desventajas del enfado,
cómo me perjudica, a mí y a los demás.
La lista detallada, en toda su extensión y amplitud.
Fue una realización perfecta: sí, yo aún me enfado
y no hay motivo alguno para bajar la guardia.

Si a veces estás mal,
si no te gusta lo que "ves" y esto te causa alguna molestia,
es bastante probable que te estés enfadando.


El camino.





Si queremos saber cómo solucionarlo, lo primero que tenemos que hacer es
(1) aprender a identificarlo.
Muchas veces no sabemos que nos enfadamos, ni nos damos cuenta, y ahí está, haciendo estragos sin que sepamos cuál es la causa de nuestro malestar y de los problemas que estamos provocando
-hasta el punto de que incluso nos puede parecer que los provocan los demás.
Seguidamente (2), reconocer cómo nos perjudica. Ver con claridad las desventajas del enfado.
(3) Descubrir el antídoto: la paciencia. Cuáles son los beneficios de la paciencia.
y, por último (4) aplicar los métodos adecuados para reducir el enfado y para desarrollar la paciencia.
Al final del camino, será otra batalla ganada,
contra nuestros auténticos enemigos: los engaños. La confusión.
Esta vez sí, de verdad.

Una mirada distorsionada.

Para identificarlo (1), tenemos que saber en qué consiste exactamente el enfado.
Y no es tan difícil porque está contenido en su propia definición.
Según Geshe-la, el enfado es una mente perturbada (equivocada, que perturba la paz)
que observa un objeto animado o inanimado (una persona, una situación, una cosa)
piensa que es desagradable (se concentra en sus "defectos")
exagera sus malas cualidades (sus características negativas)
y desea perjudicarle (explícita o implícitamente).

Cuando observas algo que te desagrada (una persona o una situación que no es como te gustaría que fuera) y te concentras en sus aspectos negativos, pasando por alto lo demás, estás inventando, creando
una persona o situación nueva, que no existe.
Esa aversión te hace sentir mal y, automáticamente, te defiendes con el deseo (consciente o inconsciente) de hacer algo contra el objeto.
Pero el objeto que te hace sentir mal no existe.
No es más que una mera creación distorsionada,
inspirada en el objeto que aparece ante ti.
No deberías enfadarte con él
sino con tu mente creadora
que crea objetos que perturban tu paz.

Enfádate con el enfado.

Por qué con el enfado?
Porque no trae nada positivo a tu vida
ni a la de nadie.
Cuando pregunté en clase sobre las desventajas del enfado, todo el mundo sabía que tenía desventajas,
cuáles?
Pues no sé, ahora mismo...

Yo sí sé unas cuantas: toma nota.

Las desventajas del enfado.







- Altera tu paz interior.
La perturba.
Por eso es una perturbación mental.
Altera tu paz mental presente y no te deja disfrutar de nada: ni de la mejor compañía, ni de la mejor comida, diversiones, no te deja dormir, no te permite descansar...
- Te lleva a realizar acciones equivocadas que te complican la vida. Altera tu paz futura.
- Obstaculiza tu progreso personal y espiritual. Cuando te enfadas, parece que no te sirve de nada todo lo aprendido. Te sientes incapaz y sin herramientas.
- Destruye la energía positiva conseguida a lo largo de todo un día, o días, de acciones positivas y pensamientos amorosos. El enfado hace que en un instante todo tu bienestar (trabajado a pulso) desaparezca, se pierda.
- Es un estado mental doloroso. Lo pasas mal. Como querer tirarle a alguien una piedra ardiendo: tú eres la primera que se quema.
- No puedes controlar tus emociones. Te desbordan.
- Pierdes la libertad de elección; no eres dueñ@ de tus actos.
- Deseas vengarte y ese daño (tanto si lo consigues como si no) acaba volviéndose contra ti. Si respondes para hacer daño (aunque te digas que es sólo para que se entere, porque tú tienes razón), en un sencillo email, por ejemplo, recibirás otro "para que te enteres", que te hará más daño, y la bola se irá haciendo más y más grande.
- Bajo la influencia del enfado, haces y dices cosas que ponen en riesgo tus propios intereses: dinero, trabajo, relaciones, comodidad...
- Puedes hacer daño a tus seres más queridos.
- Pierdes el sentido común. No puedes ver con claridad el cuadro completo y comprender la situación o las razones de la otra persona.
- Bajo la influencia del enfado, distorsionas los hechos y transformas a las personas (a menudo las más queridas) en enemigas.

Y podría seguir...

Y lo peor de todo es que, en la vida diaria, con quienes más nos enfadamos es con las personas más cercanas y allegadas, las más queridas, con las que tenemos más confianza.
Por qué?
Cuando convivimos con una persona, a menudo nuestra personalidad, intereses, prioridades y costumbres entran en contradicción con los suyos.
"Puesto que pasamos la mayor parte del tiempo juntos -dice Gueshe-la-
y conocemos sus defectos, resulta fácil criticarla y enfadarse con la otra persona por el menor motivo
y culparla de hacer nuestra vida insoportable.
Si no nos esforzamos por controlar nuestro enfado en cuanto surja, nuestra relación se deteriorará".

Presta atención a tus pensamientos negativos
y frena el enfado cuando está surgiendo.


Cómo hacerlo?
Sé consciente de tu propia vida. Presta atención a tus pensamientos.
Y cuando observes que estás concentrándote (obsesiva y parcialmente) en los defectos de una persona o situación,
recuerda:
este camino me conduce a la distorsión de la realidad y al enfado.
Y revisa toda la lista de desventajas del enfado.
Concluye que es un enemigo que perturba tu paz.
Y decide no darle más cabida en tu vida.

Cómo?
Deja de concentrarte en lo "peor" de ¨él" (que, paradójicamente, sólo es un espejo de tu propia sombra)
y empieza a mirar las cualidades positivas.
Deja que surja el aprecio.
Y si te resulta difícil (debido a su enfado, por ejemplo),
recuerda (revisa la misma lista de las desventajas del enfado,
ahora
aplicada a él)
que no es libre
y que lo está pasando mal,
bajo la influencia del enfado.
Y deja que surja la compasión que desea ayudarle.





Resuelve el problema externo sin enfado.


Y es entonces cuando surge la pregunta inevitable:
¿No debemos esforzarnos entonces por cambiar las cosas que nos parecen "injustas"?
Claro que sí.
Haz lo que creas que debes hacer para resolver los problemas externos.

Lo que aquí hemos visto es cómo resolver
el problema interno
del enfado.

Haz lo que consideres que debes hacer
para resolver los problemas externos,
pero siempre te saldrá mejor si lo haces con una mente lúcida y clara,
libre de la obcecación distorsionada
del enfado
-que tiende a complicar las cosas
mucho más que a solucionarlas.

9 comentarios:

  1. Tomo nota y también lo voy a meditar y a poner en práctica.

    Tenemos una maestra que es un sol!
    Muchas gracias, Marié (L)!
    Besos

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  2. Tú si que eres un sol, Regina.
    Es un lujo tener una estudiante/practicante como tú en clase.
    Y l@s demás.
    Sois mi espejo -tanto como yo el vuestro.
    Crezco a vuestro lado.

    Besos.

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  3. Gracias, Marié!!

    Para leer y releer... y retener!

    Completamente de acuerdo: no hay que bajar la guardia por que parezca que no nos enfadamos...!
    Besos
    Santi

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  4. Gracias a ti, Santi.
    Espero que haya ido bien en la fiesta, ya me contarás.
    Tenemos una conversación pendiente.

    Petons.

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  5. ¡Vuestras clases y charlas dan para mucho! Yo ya no me enfado, aunque a veces el ego, el afán de superación o los celos jueguen malas pasadas... Por lo menos si lo identificamos sabemos como frenarlo rápido. Todavía recuerdo esa frase de las abuelas: "Tindrás dos feines, enfadarte i desenfadarte."

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  6. Qué sabias, las iaias!!

    Cualquier día que quieras te pasas por la clase.
    Me encantará verte
    y creo que te gustará el grupito.

    Lunes de 7 a 8 de la tarde.
    Tienda: Madre Naturaleza.
    C/ Margarit 29, Poble Sec.
    A partir del 10 de enero.


    Buenas fiestas y feliz y significativo año nuevo.
    Y disfruta de tu viaje por Andalucía.

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  7. Muchísimas gracias Marié!!!
    Magnífica exposición!!! Ahora toca integrarla.. ;-))
    Como yo sí que tengo muchísima facilidad (y habilidad) para enfadarme, me sirve mucho diferenciar en el primer microsegundo mi estado interno de lo que pasa fuera... No identificarme, ir para dentro, mirar mi mente lo primero...
    Un besazo y mil gracias!!

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  8. Con permiso, lo comparto en facebook.
    Besos

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