sábado, 20 de diciembre de 2025

Los seis reinos están en este reino.




Los seis reinos de la existencia samsárica pueden ser considerados como una metáfora, sí,
pero también como una profunda realidad en este denominado "reino humano".
No hay que esperar a otras vidas.
Todo es una manifestación de la mente, desde el punto de vista budista.
Los "reinos" son una útil cartografía de la mente humana
y también de la experiencia humana.

En esta cartografía se habla de tres reinos inferiores y tres reinos superiores.
Los tres reinos inferiores son:
el infierno, el reino de los espíritus ávidos y el reino animal.
Los reinos superiores:
el reino humano, el de los semidioses y el de los dioses.

El infierno corresponde a la experiencia de la ira,
cuando el enfado te secuestra y la persona se siente arrebatada por una fuerza destructiva
que produce dolor en todas las direcciones, a ti misma y a las demás.
Considera la expresión "furia ciega".
Cuando se manifiesta, aunque puedas ver y prever con claridad las consecuencias nefastas
de tu enfado y tu violencia, no puedes parar.
Atacas (hacia fuera y hacia dentro) y destruyes.
Los seres en el infierno están torturados por la ira y la agresión,
generando más ira y agresión en el entorno
presente y futuro.
La guerra es una explícita y contundente manifestación del infierno, a nivel colectivo.
A nivel personal, el infierno es también una experiencia de profunda falta de libertad,
cuando sientes que no puedes salir del estado doloroso en el que te encuentras.
La depresión puede ser también una manifestación del infierno,
en ese instante en el que crees que no tienes recursos
para afrontarlo, gestionarlo y transformarlo.
Pero puede ayudarte recordar que el "infierno", como los otros reinos,
son una proyección confusa de la mente (siempre en movimiento, impermanente),
no se trata de un lugar exterior, materialmente real.

El reino de los espíritus hambrientos corresponde a la experiencia de la avaricia.
Se trata de una ambición o codicia extrema que da lugar a una insatisfacción que no puede ser saciada,
sino que por el contrario, te acaba sumiendo en la frustración, la sensación de fracaso y la desesperación.

El reino animal se refiere a la mirada miope, a corto plazo,
cuando te mueve exclusivamente un impulso de autopreservación, el miedo,
y solo puedes verte como presa o depredador.

Cuando la ira te invade, o la depresión,
cuando te sientes en una situación abrumadora y dolorosa, sin salida,
estás en el reino de los infiernos.
Cuando te domina la avaricia, la frustración y la insatisfacción,
estás en el reino de los espíritus ávidos.
Cuando te someten los instintos, el miedo, el depredador,
estás en el reino animal.

Dado que estos reinos describen diferentes aflicciones humanas,
cuando las estamos experimentando tenemos la oportunidad de pensar que es la mente la que manifiesta estos diferentes mundos
en vez de considerar que nacimos en éstos y que se trata de una "realidad" material objetiva, un destino sin salida.

La libertad significa comprender que esta experiencia de ira, avaricia o bien otras emociones destructivas, es una mera proyección kármica de la mente que puede ser transformada.
Por el contrario, cuando nos identificamos con nuestra negatividad
es fácil que la consideremos una realidad objetiva
y nos resulta natural que nos domine,
como si nos dejáramos caer en un río revuelto.
Y la corriente nos arrastra inevitablemente.

Estas contemplaciones nos ayudan a desarrollar la confianza en que podemos aprender a alejarnos de la compulsión sin que nos dominen y nos tiranicen nuestras experiencias emocionales.
Podemos tomar decisiones.
Y nutrir nuestra conciencia liberadora.



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