domingo, 5 de enero de 2014

Y no tengo prisa por morir yo misma.







Querida amiga:

Algo está volviendo. O yo me estoy abriendo.
Vuelvo a oír las olas del mar. Como si hiciera tiempo que no las oigo, a pesar de estar aquí cada día.
Oigo las olas romper contra la orilla y luego oigo el silencio. Pasa una gaviota y grazna.
Sin ansiedad, las olas de mi vida (las cuestiones pendientes) también acaban deshaciéndose, cumplidas.
Y no tengo prisa por morir yo misma.
No paso acelerada sobre el acontecer para llegar a la quietud -como viene siendo mi tendencia natural.
Sino que paro el fotograma y respiro en el acontecer mismo, con entrega absoluta.
No necesito la soledad para poder estar ahí, si puedo estarlo siempre, en cada instante presente.
En cada experiencia de presente.
Que ya no me engañe la ilusión del acontecer, que no consiga abducirme.




2 comentarios:

  1. "No paso acelerada sobre el acontecer para llegar a la quietud.
    Sino que paro y respiro en el acontecer mismo"

    ¡Grande! Es este un gran paso creo yo. Felicidades.

    ResponderEliminar
  2. :)

    Gracias.

    Veo que tú también sabes de qué va eso.

    abrazo fuerte.

    ResponderEliminar