
Esa maestra tenía algo especial.
Se sentaba a un lado de la mesa y leía los sutras a su público, y reflexionaba cada palabra.
De los textos que se dice que dijo Buda, calcula que quizás un diez por ciento realmente lo dijo él, el resto son interpretaciones, traducciones libres, añadidos. Lo cual tampoco importa tanto, si lo dijo Buda o no, lo que importa es si funciona, si te resulta válido, y eso lo tienes que investigar tú.
Al fin y al cabo, Buda es uno más entre los millones de budas; no hay que partir de la idea de que lo que dijo él es válido al cien por cien (que lo es) y lo que dijeron otras personas no lo es. Puede serlo igualmente.
Leía el sutra como un compartir.
Leía algo así como:
"Monjes, ¿el cuerpo es permanente o impermanente? Y los monjes respondieron: Impermanente. Y, ¿impermanente implica sufrimiento o alegría?" (O algo así)
¿Y adivináis que respondieron los monjes? -preguntó la monja.
Sufrimiento -se escuchó la respuesta estereofónica entre la audiencia.
Pues eso mismo, dijo ella.
Y Buda dijo que sí.
Y yo me pregunto por qué dijo Buda que sí, que el cuerpo implica sufrimiento.
Y si lo dijo.
Por qué la impermanencia sería causa de sufrimiento para un buda? O para cualquier persona.
Gracias a la impermanencia las cosas se transforman y nacen otras.
Gracias a la impermanencia se dan las estaciones y el mundo se llena de flores y cultivos, y lluvia y nieve, y sol y sombra y trabajo y descanso.
Tu propio despertar espiritual se da gracias a la impermanencia.
Por qué iba a considerar Buda a la impermanencia como sufrimiento?
Por qué iba a considerar Buda el cuerpo como causa de sufrimiento?
Por qué iba a enfatizar el dolor, la enfermedad, el envejecimiento y la muerte, y no el medio de placer y disfrute que también es?
Gracias a los ojos conectamos cada día con infinidad de maravillas.
Si los ojos fueran un problema, por qué se iba a entristecer la gente cuando pierde la vista?
Y lo mismo con los demás órganos de los sentidos.
El gusto, el tacto, el olfato, que nos ponen en contacto a cada instante con maravillosas experiencias de disfrute y transcendencia.
Y para qué hablar de las piernas, que nos permiten movernos, caminar conscientes, viajar de un lugar a otro; los brazos, las manos, que nos permiten trabajar, comer, asearnos, escribir, hacer música, pintar, relacionarnos con el entorno; el hígado, que filtra cantidades de toxinas, los pulmones, el corazón, las venas, la linfa...
Por qué iba a asegurar Buda que el cuerpo (y lo mismo respecto a la mente) es motivo de sufrimiento y no de disfrute y placer, el nirvana mismo?
El budismo nos invita a cuestionarlo todo.
No te creas ni lo que dicen que dijo Buda.
Cuestiónalo, investígalo.
Y por qué iban a tener interés sus seguidores en poner énfasis en el sufrimiento, si Buda no lo hizo?
Es posible que sus seguidores desearan fervientemente que la gente practique el dharma, y es más fácil que lo practiques desde la experiencia de sufrimiento, como un medio para salir del sufrimiento.
Es posible -dijo la monja.
Pero no creo que Buda considerara la impermanencia como causa de sufrimiento.
Porque si bien es cierto que puede ser motivo de sufrimiento, también lo es de alegría, como una fuente de posibilidades.
Y no creo que considerara el cuerpo (ni la mente, los cinco agregados, pero ése es otro tema de investigación) como una causa de sufrimiento. Porque si bien lo puede ser, también lo es de alegría y disfrute y transcendencia y nirvana.
Y si no lo vemos así (el cuerpo, como una fuente de disfrute y transcendencia y nirvana) es quizás porque partimos de una base falsa intensamente arraigada en nuestra cultura y en nuestra mente. Que nos hace invisibilizar, ignorar, las bellezas de nuestra vida.
Y la atención plena nos ayuda a eso, a prestar atención a las alegrías de nuestra vida diaria, de nuestro cuerpo y nuestra mente.
A mirar nuestras manos como el milagro que nos permite tocar y sobrevivir.
A apreciar nuestros ojos, la luz cambiante del día y de la noche.
A recuperar la riqueza de la vida,
la atención apropiada que nos permitirá tocar el nirvana una y otra vez,
hasta darnos cuenta de que ya estamos en el nirvana.
Pero tenemos que recuperar la atención apropiada.
Dejar de mirar exclusivamente los objetos de dolor y sufrimiento
para empezar a prestar atención a la maravillosa vida que nos envuelve, que somos, también en cuerpo y mente.
Dicho esto, también cabría cuestionarnos por qué el dolor implica sufrimiento y no una experiencia gozosa, pero ése es otro tema que también tendremos la oportunidad de investigar en futuras sesiones.