
En budismo, el
loyong se define como
el adiestramiento de la mente para convertir las circunstancias adversas
en el camino espiritual.
El
loyong nos da las herramientas
para transformar cualquier circunstancia adversa,
externa o interna,
en una oportunidad de práctica
y crecimiento
personal y espiritual.
Y el corazón del
loyong son las ocho estrofas
compuestas por el maestro budista del siglo XI Langri Tamgpa
que, literalmente,
describen "el modo budista de amar".
Y ahora te puedes preguntar:
qué tiene que ver el amor con el adiestramiento de la mente
para transformar las circunstancias adversas en el camino espiritual?
Todo.
Porque la transformación de la que hablamos
no es posible
sin la base del amor.
Porque el adiestramiento de la mente del que hablamos
no es posible
sin la fuerza,
sin la energía
del amor
del
que
hablamos.

No es la primera vez que traigo a este blog
las ocho estrofas para el adiestramiento de la mente
de Langri Tangpa.
Loyong tsig gyema.(Adiestramiento de la menteen ocho estrofas)De Langri Tangpa.Con la intención de alcanzarla meta última y suprema,que es incluso superior a la gema que colma todos los deseos,he de estimar siempre a todos los seres.Cuando me relacione con los demáshe de considerarme la persona menos importantey con una intención perfectaestimarles como objetos supremos.He de examinar mi continuo mental en todas mis accionesy cuando surja una perturbación mentalque me conduzca a mí o a los demás a actuar de manera inapropiada,he de oponerme a ella con firmeza y evitarla.Cuando me encuentre con seres desafortunados,oprimidos por el mal y los grandes sufrimientos,he de estimarles como si fueranun valioso tesoro difícil de encontrar.Incluso si alguien a quien he beneficiadoy en quien tenía grandes esperanzasme perjudicara sin razón alguna,he de considerarle como mi sagrado guía espiritual.Cuando alguien, por celos,me cause daño o insulte,he de aceptar la derrotay ofrecerle la victoria.En resumen, que, directa o indirectamente,ofrezca mi ayuda y felicidad a los maternales seresy tome en secretotodas sus desdichas y sufrimientos.Además, que gracias a estas prácticas del método,junto con una mente que reconoce que todos los fenómenos son ilusoriosy limpia de las manchas de las concepciones de los ocho extremos,me libere de la prisión de las aparienciasy concepciones erróneas.Comparemos.
Qué tiene en común esta forma de amar
con el amor
que conocemos?
Poca cosa.
Quizás nada.
Qué les diferencia?
Que el amor que conocemos es egocéntrico,
gira en torno a
mis deseos.
Y el amor del
loyong me quita de en medio
para que pueda ver a la otra persona
y sus deseos
de ser feliz.
Veamos:
Mi objetivo no suele ser amar a todos los seres (1ª estrofa)
sino que me ames a mí en exclusividad
y yo haré lo mismo contigo.
Si complaces mis deseos.
Cuando me relaciono con las personas que amo, en especial con mi pareja,
no suelo considerarme la persona menos importante (2ª estrofa),
sino por el contrario, hay casi una obsesión en que me demuestres continuamente tu amor.
Por no hablar de la competitividad latente.
Ante pensamientos o sentimientos de celos, envidia o cualquier otra negatividad que me induzca a hacerle daño (3ª estrofa)
o a que reaccione de una forma negativa (con enfado, etc.),
no me corto ni un pelo
y doy rienda suelta
a que "fluyan"
mis venenos.
Lo que importa es ganar.
Cuando cae en desgracia o se siente mal (4ª estrofa)
no siempre respondo con un apoyo incondicional
sino, quizás, con decepción,
y con la demanda imperante a que sea fuerte y apechugue.
La vida es dura, verdad?
Que sea fuerte y afronte sus propios problemas,
quizás
para que a mí no me salpiquen demasiado.
Y si me perjudica sin razón alguna
después de todo lo que le he beneficiado (5ª estrofa),
puerta.
De desagradecidos está el mundo lleno.
Nunca, nunca
aceptaré la derrota
para ofrecerle la victoria (6ª estrofa)
ni seguiré ofreciéndole mi ayuda
que no merece (7ª estrofa).
Y que nadie me diga, y él menos que nadie,
que me equivoco,
que no tengo razón
y que mis concepciones y creencias son erróneas (8ª estrofa).
El amor "romántico" egocéntrico y demandante
no es amor.
Qué tiene en común el amor del que me habla Langri Tangpa (el amor budista)
con el amor que conocemos?
Poca cosa.
Quizás nada.
En qué se diferencian?
En que el amor que conocemos es egocéntrico,
gira en torno al yo
(un yo que, si lo buscas, no lo encuentras).
No es amor.
El amor que conocemos no es amor.
Esta forma de amor que nos propone Langri Tangpa es completamente diferente
al que experimentamos habitualmente.
¿Imposible?
Ahora sí.
Pero es cuestión de práctica.
Aplica las ocho estrofas a tu amor.

Y para comenzar
a practicar
hay que quitarse
de en medio
y empezar
a ver al otro.
Y cuando hablo de ver al otro me refiero
a empezar
por ver
lo esencial
del otro:
que es un ser
que quiere ser feliz
y no quiere sufrir.
Exactamente igual que yo.
Lo demás es anecdótico:
su trabajo o a qué dedica el tiempo libre,
sus puntos de vista, su manera de hacer las cosas, sus vicios y manías,
todo lo que me separa
o me altera
de él,
meras anécdotas.
Hay que empezar por verle
en esencia,
una vez que yo me he quitado de en medio,
porque si sigo en medio
no voy a poder verle a él
sino una distorsión de su imagen
producida por la lente
de mis exigencias y demandas, mis puntos de vista y creencias,
mi manera de hacer y ver las cosas, mis vicios y manías.
Si sigo en medio
todo lo que voy a ver es una distorsión
de las cosas,
de las situaciones,
de todos los seres.
Así que me quito de en medio y empiezo a verle,
y empezar a ver es
empezar a comprender,
que es empezar a conocer,
y empezar a conocer es empezar
a amar.
Y ahora sí,
ahora puedes empezar a aplicar cada una de las ocho estrofas
a tu amor
y al objeto de tu amor.
Y entonces es cuando empezarás a entender
que el amor
es una fiesta.
Y, con ese referente,con esa inspiración,con esa experiencia únicadentro de ti,ya puedes empezar a hacerlo extensivo(ese amor)a todos los seres..