
Qué poco tiempo dedicamos a observar nuestros pensamientos, los mensajes que nos decimos a nosotr@s mism@s a lo largo del día -y de la vida.
Dedicamos poco tiempo incluso a prestar atención a cómo estamos, emocionalmente,
y por qué.
En la última clase del PFM, sobre el amor afectivo (Camino gozoso de buena fortuna), Rabjor concluía que cada vez que no eres feliz es porque no estás amando.
Geshe-la dice:
"Si amamos a nuestros familiares y amigos, seremos felices aunque carezcamos de riquezas materiales, pero sin amor, por muchos bienes y riquezas que poseamos, no conseguiremos que nuestras relaciones sean fructíferas y duraderas".
Ése es uno de los beneficios de estimar, según Nagaryhuna (en La preciosa guirnalda de consejos para el rey), el cuarto: Seremos felices.
"Cuando nuestra mente adquiera la naturaleza del amor, nos sentiremos dichosos y apacibles de manera natural. Con este estado mental es imposible que nos trastornemos o deprimamos, o que generemos odio o celos".
Así que tomo nota:
cada vez que observe que no soy feliz recordaré la clave: no estoy sintiendo afecto.
O, como diría el tolteca Miguel Ruiz: no estoy cocinando el amor en mi cocina mágica interior.
Y ya sé en qué debo adiestrarme si deseo ser feliz.
El enfado mata el amor.
Por otra parte, no siempre es fácil amar, verdad?
El mayor oponente contra el amor es el enfado, la aversión, el desagrado.
A veces nos enfadamos de forma fulminante con personas a las que amamos de una manera muy especial.
Por qué es eso?
Como siempre: porque no se cumplen nuestros deseos.
No hacen lo que queremos que hagan, no son como queremos que sean.
Y tú dirás: pero, a veces, es que hacen cosas malas "de verdad".
O.K.
Guese-la dice:
Imagina que tu madre, que ha sido tan bondadosa contigo, te ha dado tanto, te ha salvado la vida un milón de veces y te ha sacado adelante,
ahora se encuentra vieja y ciega, y ha perdido la razón.
Ciega y loca, la ves al borde de un precipicio, dispuesta a saltar.
Qué harías?
¿La dejarías saltar porque es "decisión suya", porque está haciendo cosas "malas" como gritar, insultar, etc.,
porque se lo merece?
¿La dejarías saltar o acudirías en su ayuda?
¿O tal vez dirías: sí, sí, ahora iré, pero no me apremies, primero tengo que acabar mi café y las tostadas calentitas.
Haz lo que tengas que hacer, sin soltar el amor.
A menudo, cuando una persona está haciendo algo aparentemente "malo" y perjudicial
es porque está ciega y no ve, no comprende,
y no tiene control sobre su mente.
No decide libremente ser infeliz y hacer daño.
Hace lo que hace porque no puede hacer otra cosa,
porque cualquier acción y cualquier estado mental
es el resultado de un estado mental anterior.
Y lo que hizo, hecho está. Y lo que está haciendo ahora es la consecuencia.
Igual que no abandonarías a tu madre si estuviera haciendo locuras sin control y poniendo en peligro su propia vida,
no deberías abandonar a tu hijo adolescente (dejar que se adormezca el amor) porque hace cosas que no deseas ("tú mismo", "es tu vida", y ese tipo de expresiones de abandono y renuncia del amor),
a tu pareja, a tu amiga,
a quienquiera que te defraude.
Protege el amor,
porque es la única clave de tu felicidad
y la única garantía de que tus relaciones funcionen, sean estables y significativas.