lunes, 21 de abril de 2025

La impermanencia, la vacuidad.



La meditación en la impermanencia es como meditar en la vacuidad.

Hoy toca un día glorioso de primavera.
Sol y sombra aún en el terrado, a las 10 de la mañana, el aire suave en la piel.
La visita de la tórtola regalándome su canto, 
el vuelo de los vencejos y el planear de las gaviotas.
El coro de golondrinas en los árboles del Montjuic.
La luna decreciente aún en el cielo, a la luz del día,
como el fragmento de una pequeña nube blanca.
Ella y yo en la recta final.
Siempre estás en la recta final, en cuanto apareces en este escenario, recién manifestada,
las condiciones siguen en movimiento, cambiando.
El cambio de condiciones da lugar a una manifestación nueva
y la anterior ya no está.
Como estas nubes blancas en el cielo, como copos de algodón.
Hoy el viaje es tan lento, su desplazamiento en el cielo,
que apenas notas el movimiento y el cambio de forma, si las contemplas.
Pero si pones tu atención en otro lado y regresas, encuentras otra forma,
o incluso ninguna forma, la nube se ha disuelto.

La existencia de este personaje que habito, como una nube en disolución.
Mientras tanto, la contemplación,
de las formas que hemos coincidido en este punto del viaje.
La luna decreciente, la coreografía de los vencejos,
el planear de las gaviotas y el aletear de las tórtolas,
y su canto, y el canto de los mirlos.
La bandeja del desayuno en el poyete del terrado.
El sol suave de primavera y el aire en la piel.
Los afectos de las personas que hemos coincidido en este tramo del viaje.
A dónde vamos?
A ningún lugar, a la disolución.
Y mientras tanto, la contemplación,
la sonrisa en los labios, la ternura en la mirada
ante la fragilidad que compartimos.
Nada que hacer.
Nada que demostrar, ganar o perder.
Ningún lugar a donde ir.




viernes, 18 de abril de 2025

Sobre el humor y el amor.

 


El humor puede ser un arma de doble filo.
O eso que llaman el "humor".
Lo mismo que el amor.

Tengo un amigo muy bromista, le encanta decirte las "verdades", pero es en broma.
Se pone serio y te lanza una ráfaga de flechas.
No a mí, ciertamente, conmigo es muy considerado y hasta atento
pero le observo hacerlo a menudo.
Ante el desconcierto de la persona afectada, yo suelo estallar en risas, para desdramatizar.
Nadie se suele enfadar, al menos explícitamente, porque mi amigo dice que es broma.
Pero reconoce que es muy "provocador".
El otro día le confesé que tengo que tener mucho cuidado porque ese tipo de bromas provocadoras se contagian mucho, como reacción, y pueden resultar muy incómodas.

Otro amigo suele soltar largos monólogos sobre su trabajo o proyectos de trabajo, 
fantasías, ilusiones, sueños, descritos como si fueran realidades presentes.
Y tú le puedes escuchar durante largo tiempo con atención,
con poca credibilidad quizás pero con atención,
porque es importante para él y le pone la vida en ello.
Y si, llegado el caso, en un espacio de silencio,
resulta que pasas por un edificio significativo de tu infancia y juventud, pongamos por caso,
y evocas y empiezas a expresar algo muy íntimo y personal,
a la primera frase te interrumpe con una broma.
Como un cubo de agua fría apaga tus ganas de compartir.
Pero no te enfadas con él porque es así, bromista.

Hay uno en concreto que tiene una maestría en el sarcasmo,
en especial hacia alguien que no está presente,
porque si está presente a lo mejor se puede defender.
Es muy bromista y lo hace sin mala intención, según dice.
Pero sus bromas pueden resultar algo humillantes y ofensivas.

A una persona cercana le atrae el humor del absurdo.
Cuando hay que resolver algo, es experto en irse por las ramas
y distraer al personal con intervenciones desconcertantes.
No todo el mundo entiende su "humor inteligente"
y a menudo resulta agotador.

Para mí el sentido del humor es otra cosa,
es una mirada de ternura que nace siempre de una fuente de amor.
Ese amor profundo que lo comprende todo.
En realidad, lo comprehende/abarca todo, y lo que no comprende se manifiesta en asombro,
en la risa del asombro, que lo acepta todo, no importa lo desatinado que pueda parecer.
Por ejemplo, en mi primer retiro de Alto Yoga Tantra no podía parar de reír ante las visualizaciones que se nos proponían, una "tierra pura" tan disparatada, llena de personajes de fantasía.
Reía por la inocencia, el mundo ilusorio como un cuento delirante,
y también por la realización repentina consiguiente:
Acaso el mundo del que vengo y al que voy a regresar,
el que habito de forma natural y he considerado tan "real",
quizás no es más que otro mundo ilusorio y disparatado.

Te ríes de tu propia inocencia y de la inocencia compartida,
te ríes con ternura, por la fragilidad que nos iguala.

Cuando estás en el amor se dispara el humor,
incluso las flechas que parece que la vida te lanza, envenenadas,
las ves como se convierten en flores al caer a tus pies,
como juegos de magia.

El humor tiene que ser nutritivo, como el amor.
Si es corrosivo, es otra cosa.

Si el humor no nace del amor es otra cosa.
Como el amor.
Cuando el amor no es amor es otra cosa,
así que hay que buscar el nombre que se adecúe mejor, que se acerque un poco.
Control, inseguridad, miedo al abandono... Cada cual sabrá
qué es lo que hay detrás de lo que llama amor.
Y qué es lo que hay detrás de lo que llama humor.




lunes, 14 de abril de 2025

Domingo de ramos.

 


En el camino de la tienda a casa,
cargada con la bolsa llena de frutas frescas del bosque, 
se topó con masificaciones de gente a la puerta de las iglesias, en la calle Ferran, en la Plaza de la Catedral, con ramilletes blancos en las manos.
Entonces se dio cuenta de que era el domingo de ramos.
Luego vio las imágenes de las procesiones en Málaga y Sevilla, 
las saetas, las cofradías, los llantos emocionados,
una forma de transcendencia y espiritualidad que te hace sentir parte de algo.
No era su caso.
De hecho, en el camino a casa, evitaba las multitudes.
De qué soy parte yo?, se preguntó.
Del Dharmakaya, supongo -respondió sin pensar demasiado.
Oía el canto de los pájaros, veía su vuelo, las nubes en el espacio azul.
Formo parte del Nirmanakaya, la escenografía completa -concluyó.
Pero me falta la experiencia amorosa del Sambogakaya,
pensó al día siguiente, mientras se despertaba.

Eso era antes de la ofrenda del desayuno, aún en duermevela sobre el futón.
Se activó para los preparativos del ritual diario
y vio como todo cambiaba.
Ya había comenzado la inmersión.
Una vez con la bandeja del café y la fruta fresca en su atalaya, ya todo era diferente.
Y la estela se quedará
y se irá nutriendo
a lo largo del día.

La unión de los tres cuerpos.
O una ligera degustación
de aproximación.
Brindó por eso.




viernes, 11 de abril de 2025

La cocina mágica.

 


La primavera está aquí como en cualquier otro sitio.
Pongamos que te despiertas, abres los ojos y encuentras el sol al otro lado del balcón,
después de varios días de nubes bajas y lluvias.
Subes al terrado y respiras la primavera en el viento suave.
Piensas: Tengo que salir a vivir este día de primavera
y exploras un pequeño viaje local.
Pongamos que no sale.
Pero siempre hay un plan B, y dado que "todo está aquí",
la primavera está aquí también.
Te preparas el desayuno en tu terraza privada (no lo es, privada, pero así se manifiesta),
celebrando la primavera, como lo harías en cualquier viaje.
En el encuentro con la primavera, haciendo el amor con la primavera.
Y así el resto del día, en tus rutinas cotidianas.
La primavera también está en los barrios, en las terrazas de la ciudad, 
tan llenas de seres celebrando la primavera.
En la ropa tendida, al sol y el aire de la montaña urbana.
En los sonidos del silencio del terrado, en las coreografías,
las gaviotas, las golondrinas, los mirlos de visita.

Dices que el amor desarrolla el sentido del humor,
sí, porque todo lo ves desde los ojos de la ternura, sin juicio, sin ofensa.
Las supuestas flechas se convierten en flores que perfuman tu paso.
Tú eso lo entiendes, dices, amigo mío, que ocurre
cuando estas enamorado. De una persona.
Pero también te puedes enamorar del mar, cuando te sorprende como un espejo y te llama,
disponible, recíproco.
También te puedes enamorar del sol suave, después de la lluvia y el aire frío.
Disponible, el abrazo.
El amor es una experiencia, da igual lo que la haga emerger.
Te enamoras de la primavera y te enamoras del invierno.
Y del otoño, qué decir, el amor en su máximo exponente.
Del verano también.
Te enamoras de lo que aparece,
de lo que la Vida decide ofrecerte, tan caprichosamente cambiante.

Puedes vivir la vida enamorada, y esta fuente toca a todos los objetos.
Como la "cocina mágica" de Miguel Ruiz.
"Si tienes una cocina mágica que cocina manjares deliciosos día y noche, sin parar,
no te vas a vender por unas migajas, si alguien toca a tu puerta para ofrecerte una pizza seca".
Si tienes una cocina mágica en tu corazón, o en tu vientre,
que cocina amor día y noche, sin parar,
ya has entrado en el reino de la libertad.
Y se disuelven todas las presiones.





lunes, 7 de abril de 2025

La vida, el viaje.

 


Salió de casa, su refugio en un día gris y frío y lluvioso.
Caminó a la estación y cogió una bicicleta.
El trayecto por el puerto al gimnasio en la playa
le pareció como desplazarse en una nube húmeda, en un sueño.
Cuando dejó la bicicleta se encontró con un mar en calma,
como un espejo verde y transparente,
bajo un cielo de agua también, del mismo color.
Entró en el gimnasio, como un refugio, otro, cálido.
Hizo su rutina de estiramientos y tonificación,
saludó a las personas a su paso, el encuentro, la celebración.
El mar al otro lado. No dejaba de sentir la llamada del mar.
Cuando salió al exterior ahí seguía, el agua plana, como un espejo,
como una sábana a veces, ligeramente ondeada al aire suave.
El mar, el aire y el cielo del mismo color.
Qué regalo!, exclamó.
Qué regalo de la vida!
Se dejó engullir por el espejo líquido y frío, como en un sueño.
Después del frío impacto, nadar en la piscina ligeramente climatizada era como un balneario,
las gaviotas sobrevolándola, su coreografía, su canto.

En el trayecto de vuelta apareció el sol para secar su cabello al paso.
De regreso a casa subió al terrado a tender las toallas, la ropa de baño, la mochila.
Y ahí estaba el sol, ahora en todo su esplendor.
Qué regalo!
Se sentó en la única hamaca, a contemplar las toallas al vuelo suave
del aire de la montaña de Montjuic y el sol.
Se sintió como uno de esos pañuelos al vuelo y al sol,
qué regalo de la vida!
Sintió el sol y el aire en la piel, como cualquiera de las piezas en el tendedero, una más.

Hay días llenos de regalos,
da igual que sea la lluvia o el sol, el frío o el calor.
Si estás en apertura presente, consciente, 
la vida en sí misma es un regalo.

(Si en la tienda el empleado te habla borde y te intenta timar,
eliges no aceptar el regalo, no juegas su juego y te vas, sin explicaciones,
sin reacción interior, pura elección.
No es preciso aceptar todos los regalos de la vida,
sólo los que eliges aceptar).

A veces te parece que vas por la vida y los mares se abren a tu paso, como a Moisés.
Pero no es que la vida está de tu parte,
eres tú quien se abre a la vida como en un fluir.
Si llueve, el baño de lluvia;
si sale el sol, el baño de sol.
Si se disparan flechas, ves como se convierten en flores
que caen a tus pies.