En la sobremesa inspirada, alguien hablaba de los sueños lúcidos.
- Es una experiencia impresionante. Te permite hacer cosas como volar, por ejemplo, dar un salto desde el balcón de mi casa al terrado de enfrente. Si estás consciente de que es un sueño, en el sueño te puedes permitir superpoderes.
- Y eso de qué te sirve?
- Bueno, es un subidón.
- También es un subidón mantener el sueño lúcido en la vigilia, en la vida diaria.
- Ya, pero en la vida diaria no puedes hacer cosas extraordinarias, como volar.
- Es un sueño diferente, con diferentes condiciones, pero puedes hacer otras cosas, si estás consciente en el sueño lúcido de la vigilia.
- Como qué?
- Como aprender a ser feliz, comprender, amar... esas cosas.
- Creo que hablas de la meditación. ¿Eso se puede aprender con la meditación?
- Hay muchos tipos de meditación. En la tibetana, por ejemplo, puedes elegir un objeto de meditación, un tema para reflexionar que te lleva a una experiencia determinada, y hacer inmersión en esa experiencia. Por ejemplo, la gratitud.
Piensas en cómo has llegado a este mundo, desnuda y sin nada. Alguien te acogió, te cuidó, te vistió, te dio de comer, te protegió, te enseñó a hablar, a cuidarte, etc. Llegaste desnuda y sin nada y te lo dieron todo. Hoy mismo, los zapatos que llevo no me los he hecho yo, ni la ropa que me viste, ni el cojín donde me siento, ni la casa a la que regresaré, ni la cama donde dormiré esta noche. Ni hemos cultivado y recogido la comida que hemos comido, ni construimos los camiones que trajeron la comida a la tienda o a casa, ni las carreteras que permitieron circular a esos camiones. De todo lo que usamos a diario, quizás no hay nada que hayamos hecho con nuestras propias manos. Pero lo usamos y lo disfrutamos igual. Como si nos perteneciera.
- Pero lo hemos pagado con nuestro dinero.
- Que tampoco has hecho tú, también te lo han dado.
- Por mi trabajo.
- Que también te lo han dado. Todo está interrelacionado. Todo lo que tienes procede de esta interacción.
- Visto así...
- Esta es una meditación que te lleva a un estado de gratitud, contentamiento, alegría, reconocimiento, amor. Y desde este estado se transforma tu vida. ¿No crees que es un extraordinario superpoder?
Piensa en todo aquello que consideras que escasea en el mundo, o en tu vida.
Quizás la experiencia de contentamiento, satisfacción y plenitud.
En lugar de esto, ves exceso de su opuesto: la insatisfacción, la frustración y el estrés, en esta vida tan activa y productiva que llevamos.
Pues si crees que escasea contentamiento, solo hay que producirlo.
Cómo?
Apreciando, visibilizando, reconociendo todo aquello de lo que disponemos:
Quizás salud, ojos para ver, piernas para caminar, el aire en la piel, inspiradoras puestas y salidas de sol, baños de mar y de montaña en nuestros paseos, amistades, familia, una casa quizás, comida en la mesa... Lo que sea que forma parte de tu vida.
¿No queremos ser personas creativas y productivas?
Podemos.
Y podemos producir cualquier experiencia importante que valoremos en nuestra vida.
Fíjate qué gran superpoder.
Y lo mismo con el regocijo.
¿Crees que faltan motivos de alegría en tu vida?
Alégrate de todo lo que valoras en tu vida diaria, no esperes a que se acabe para disfrutarlo.
Alégrate de todas esas cosas invisibles que te hacen feliz
y de lo que hace felices a los demás seres.
Alégrate de tu suerte y de la suerte de los demás.
De esta manera se multiplican tus motivos de alegría.
Y quizás se estabiliza tu alegría, sin motivo.
Genera regocijo.
Otro superpoder.
Alguien aludió a su tendencia contemplativa.
A veces suena en mi mente esa voz del juez que me recrimina por no ser más productiva y me acusa de pereza.
Visto así, me hace pensar que no estoy siendo tan poco productiva, si estoy generando y proyectando una experiencia de paz, contentamiento y alegría, de plenitud.
Siento que soy tan productiva como cualquier otra persona, aun cuando no estoy produciendo dinero y otras cosas materiales, obras de arte, inventos revolucionarios o lo que sea.
Aun cuando mi nombre no pase a la historia, estoy produciendo y contribuyendo para el presente y el futuro (si el tiempo existiera) de la mejor manera que se puede contribuir.