lunes, 23 de junio de 2025

He llegado, estoy en casa.

 


Dar cada paso no para llegar a algún lugar
sino como si ese mismo instante fuera el objetivo, el propósito.
Thay dice: Lavar los platos no para que estén limpios, sino sólo lavarlos.
Y también dice:
He llegado, estoy en casa.

Hacer cada cosa a lo largo del día no como un trámite o una gestión
sino como un ritual en sí mismo. La celebración.
Aquí y ahora, al salir de la cama, al lavarte los dientes o preparar el desayuno,
entonces también la temperatura del día en la piel, el canto de los pájaros
como la banda sonora, este cuerpo presente,
y la mente, la contemplación.

En su viaje en el barco, el autor menciona el aburrimiento:
Estaban las formas de las olas y de las nubes, los colores del cielo, la brisa,
pero no había poetas para contemplarlo.




miércoles, 11 de junio de 2025

La impermanencia, la vulnerabilidad.

 


La vulnerabilidad.
Si ya nos estamos yendo.
Esta nube en el cielo no es la misma que la de hace unos instantes.
No permanece siendo la misma ni un sólo segundo.
La impermanencia es parte de su naturaleza, de su esencia.
Es lo que es
la nube, mera impermanencia.
Pero también es más cosas.
Y ahí está, cambiando, siendo otra en cada fotograma,
hasta su disolución en el espacio vacío y claro.
Así este cuerpo y esta mente, una nube en proceso de disolución.

Toma el antiinflamatorio como toma la papaya o el zumo de limón en el agua tibia,
como si fuera el néctar sagrado, que lo es.
Aquella gota que atraía del pequeño bote con la yema del dedo corazón y disolvía en su paladar,
en los rituales del alto yoga tantra,
y luego en su santuario personal.
Entonces compartía la ceremonia con su hija pequeña, ligeramente modificado,
el néctar sagrado convertido en un nutriente de "salud, sabiduría y amor".
Ahora convierte la cápsula, como los trozos de piña en su plato,
en el néctar sagrado: salud, sabiduría y amor.
Inshal.lá.
Que se haga tu voluntad.
Qué otra cosa podría ocurrir?
Ninguna que tenga que ver con tu voluntad personal.
Así que regresa a su viejo mantra, otro: "Quítate de en medio".
Pequeño yo, no tienes nada mejor que hacer que la entrega. La rendición.

Cuando era pequeña vio una viñeta que la conmocionó profundamente.
Minimalista, apenas unos trazos de lápiz.
En un inmenso océano vacío, la página en blanco,
las protagonistas son dos olas, una pequeña y otra gigante.
En el bocadillo, la ola grande le dice a la pequeña: 
"No te da vergüenza ser tan poca cosa,
mientras yo soy grande, fuerte y poderosa".
En el trazo, tanto la ola pequeña como la grande ya están iniciando su retorno al mar.

Luego leyó el soliloquio de Segismundo en La vida es sueño, de Calderón.
Y más tarde, cuando empezó a escuchar las enseñanzas budistas, le pareció entender mejor.

Mientras tanto, la vulnerabilidad, la impermanencia,
porque las condiciones no dejan de cambiar,
y el conjunto de condiciones de un momento dado
propicia la manifestación en ese momento,
y conforme las condiciones cambian la manifestación cambia.
Y sobre las condiciones, algunas parece que están en tus manos,
otras, explícitamente no.

Mientras tanto, la ola (grande o pequeña)
continúa imparable su trayecto de retorno
al océano.



domingo, 8 de junio de 2025

No estás triste, estás distraída.

 


Como las fotos en el móvil, que retornan aleatoriamente, sin buscarlas
(de salidas y puestas de sol, mares y montañas, la gaviota junto a la bandeja del desayuno),
parece que aleatoriamente regresan los textos recogidos en los viejos diarios de papel.

Éste es uno de ellos, en el que se recordaba a sí misma:
"No estás triste, estás distraída".

Y venía a decir algo así:

Esta tristeza que se manifiesta como falta de energía.
O esta falta de energía que se manifiesta como tristeza.
Frustración. Insatisfacción.
Al final es lo mismo.
Tienes una buena salud, relativa pero funcional,
que te permite caminar durante horas por la montaña,
darte un baño en el mar en cualquier época del año;
ojos para ver amaneceres y atardeceres,
y el paisaje celeste como una metáfora de la vida,
impermanente, siempre en transición.
Oídos para escuchar el canto de los pájaros,
la presencia de los pájaros, parte del vecindario del barrio,
en las calles, en el terrado, en el balcón.
Aún puedes comer y degustar el campo en tu plato, el cosmos,
desaparecer en la ofrenda que se te regala.
Tienes un techo que te protege del sol hiriente del verano
y el frío del invierno.
Tienes comida en la despensa, y en la nevera.
Una vida de múltiples relatos, que se ha ido haciendo en la trayectoria
y nuevas vidas como afluentes, primero,
como ríos en sí mismos,
que siguen construyendo vidas, con su propio guion, su propio karma.
Tienes una red de afectos que nutren tus días.
Qué es lo que falta?

Y aparece una vez más la misma respuesta de siempre.
O dos, que son la misma.

1. Inactiva la "cocina mágica" en el centro del pecho, o del hara,
que no realiza su función de cocinar amor ininterrumpidamente, día y noche.
Has dejado de cocinar amor.

Y 2. Aquel toque de atención: "No cambias".
La identificación excesiva con este pobre personaje separado, tan frágil,
tan necesitado de tanto.

La "cocina mágica" que produce amor destruye con su fuego
las pequeñas preocupaciones del yo separado,
porque el amor se proyecta en todas direcciones y te hace grande, extensiva, envolvente.

Es lo mismo.

El amor que te hace ver la vacuidad del pequeño yo. Esa libertad.

Te has estancado en el paso previo y la "cocina mágica" no acaba de arrancar.
Y aquí estás, muriéndote de hambre ante una mesa repleta de abundancia,
como un espíritu ávido más.

Hasta que el fuego vuelva a prenderse y el fantasma se disuelva
y la venda caiga de los ojos
y vuelvas a ver con la mirada que ve,
la mirada de sabiduría.

No es que estés triste, es que has olvidado, por un momento.
Sólo estás distraída.

El Jose: Me falta algo.




viernes, 16 de mayo de 2025

Aquí, ahora.

 


Poco a poco, paso a paso.
Realiza las rutinas diarias como si cada eslabón de la cadena fuera nuevo,
cada fotograma fresco y nuevo, recién nacido.
El maestro zen Thich Nhat Hanh dice:
"No lavas los platos para que estén limpios, los lavas para lavarlos".
Simplemente lo haces, sientes el agua en las manos, la abundancia
de tener el acceso al agua.
Y conforme limpias el plato se limpia tu mente.
El plato, la mente, no hay diferencia.

Abre la puerta del balcón después de la noche, no para airear el cuarto,
simplemente la abre, y entra el día.
Hace la cama no para que esté más bonita.
Pasa la mano por la sábana bajera y acaricia el cuerpo que abraza sus sueños en la noche,
acaricia el cuerpo que la acaricia
y vuelan los restos de fantasmas nocturnos, ya olvidados.

Cuando estás presente, lo que haces, o no haces, ya es en sí el objetivo,
no es ningún peaje que haya que pagar o realizar con miras al futuro.
Es puro presente, pura presencia.




viernes, 9 de mayo de 2025

El problema es que no cambias.

 


Últimamente recuerda a menudo a su viejo maestro, cuando solía decir:
"El problema es que no cambias".
Alguien podría pensar: "Con todos los cambios drásticos que se han producido en mi vida,
cómo puede decir eso?"
Pero a ella le parecía que el maestro quería decir otra cosa:
el problema es que no cambias, que no das el salto,
que no sueltas a tu pequeño yo separado, preocupada por sus intereses.
Estás cambiando el personaje, quizás incluso lo estás mejorando un poco, pero eso no es suficiente.
El problema es que no dejas de identificarte con tu pequeño yo separado.
Y no cambias. No cambias de "yo".
Y cómo sabes que has cambiado, o estás en ello?
Lo notas por la alegría, el no-miedo. La experiencia de libertad.
El amor.
Éstas son algunas de las señales.
Lo llaman "liberación".

Ella nota que últimamente se impacienta a menudo con las tendencias egoístas que percibe en ella misma, o a su alrededor.
Los miedos, la tacañería, la avidez
(la práctica de "tomar y dar" al revés,
la tendencia a dar poco y considerar que todo te pertenece).
Las preocupaciones fantasmas, las especulaciones y divagaciones mentales y verbales,
el culto a la amenaza
y el culto al sufrimiento, a padecer.
La mente descontrolada creando infiernos, aun cuando no se manifiesten;
la dificultad para la apreciación y la gratitud hacia los regalos de la vida
que sí se manifiestan.
Quizás surge, en parte, de cierto sentimiento de culpa por nuestra indiferencia ante los infiernos ajenos,
que hace que vivamos con un miedo pusilánime y mortal a que un día nos toque.
Como si fuéramos de otra pasta diferente de las poblaciones arrasadas, pongamos por caso.
Como si estuviéramos a salvo. Y no es así.
Y ella se impacienta y a veces se altera,
ante la adicción al sufrimiento en un entorno de abundancia,
porque los miedos ajenos, las lamentaciones,
la llamada de atención constante de la niña caprichosa
(mira qué mal lo paso, protégeme, cuídame, quiéreme)
también es como un espejo.
Todo lo que percibes/creas a tu alrededor es como un espejo
que te da información de lo que está pasando dentro.
Y entonces surge esa voz: "Estás estancada".

Su viejo maestro: "El problema es que no cambias".
Ella: "Estás estancada".

Entonces llega su compañero, a quien hoy le toca facilitar en la sesión de meditación,
y habla de la diligencia.
Qué es eso de la diligencia? Qué quieres decir?, le pregunta un recién llegado.
Es ponerse manos a la obra, lo contrario de la procrastinación.
Como cuando dices: no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy.
Eso es la diligencia.

Y ahí quedan flotando esas voces:
"El problema es que no cambias".
"Estás estancada"".
"La diligencia".

Y es como una mecha que prende el fuego.
Otra vez al principio del camino.





martes, 6 de mayo de 2025

Esculpir la mente.

 


Esculpir el cerebro, dice Nazareth.
Ella suele poner su atención en esculpir la mente.
La mente humana. Esa energía que se proyecta.

Este pequeño yo desaparecerá antes o después, pero qué estela dejará?
Qué adn transmitirá a las futuras generaciones?
A ella le interesa esculpir la mente/alma/conciencia.
No sólo para ella misma, un yo separado,
sino como eslabón de la cadena.
Como una neurona más. Qué información pasa en la sinapsis?

El ser humano no era lo que es hoy, hace seis mil años, pongamos por caso.
Y en diferentes culturas, hoy mismo, el ser humano también es otro distinto
de lo que consideramos "natural" en el ser humano occidental.
Su yo se designa diferente, se construye diferente.
Qué yo humano quiere transmitir en el adn mental de las futuras generaciones?

Si fuera posible, un ser despierto (sin miedos, colectivo),
pero para eso tendría que despertar ella misma.
Es el sentido de su vida; de cualquier vida, quizás.
¿Quiere vivir su experiencia humana como un ser ciego, enjaulado,
temeroso ante las múltiples amenazas?
¿O ya se cansó?
El cambio empieza cuando ya te has cansado de lo viejo.

El ser humano puede esculpir su mente si se lo propone,
dicen que dijo Ramón y Cajal, con otras palabras.
"Si se lo propone", es la clave. Dice Nazareth.
En ello estamos.



domingo, 4 de mayo de 2025

El reino de la forma.



Se han cerrado las puertas del cielo.
Un techo de nubes bajas nos ha dejado aquí abajo, como cuando se separan a dos amantes.
Sin ti, a veces siente que le falta el aire para respirar.
Pero no es así.
Aquí, como un naufragio, también están las gaviotas planeando en el espacio gris,
y las golondrinas en los árboles de la montaña.
Y el canto de la tórtola, tan pertinaz.
En esta parte se ha quedado el aire haciendo bailar la ropa en las cuerdas del tendedero
y las voces de las criaturas jugando en el parque de la montaña urbana.
Podemos atravesar este naufragio, esta sequía, esta hambruna temporal.
El espacio celeste, ahora invisible, mañana será accesible otra vez.
Y sabe que el sol resplandece al otro lado del telón
y la luna llena brillará esta noche, aunque ella no la vea.
Esta parte del mundo no es tan hostil.
La cortina gris azulada la protege de los rayos hirientes del sol
y hoy puede demorarse en esta atalaya, el aire ligeramente fresco en la piel.
Aún la vida en este mundo.
En otro, ya verá, llegado el momento.
Aún en samsara, en este reino de la forma.




miércoles, 30 de abril de 2025

La enfermedad.



Casi las 12 y va dejando pasar la mañana en modo convaleciente.
Qué más da de qué dolencia se recupera.
Sus miedos ancestrales se confabularon, como un ejército en armas,
y hicieron mella en las heridas que se arrastran.
Vio este cuerpo caer, sin energía,
como si le soltaran los hilos que mantienen el polichinela en pie.
Desfalleció en un estado de somnolencia paradójicamente sin acceso al sueño.
La impotencia es la experiencia de contemplar cómo la intención y la voluntad
a veces no sirven de nada.
Junto a la ausencia de energía, el dolor evoca miedos.
A dónde me conduce esto? Qué está pasando en este cuerpo, en esta vida?
Da gracias por el cielo abierto, las nubes y claros, y las gaviotas y los mirlos
que la acompañan en este estado que transita,
en esta entrega, en esta rendición.

Recuerda aquel día que la sorprendió un fuerte dolor de abdomen en la sobremesa de una comida de celebración con unas amigas, en una terraza de Cabo de Gata.
De repente los vómitos y el dolor que le nublaban el conocimiento.
Alguien dijo: Hay que ir a urgencias, vamos al coche.
En el camino, desde la terraza del restaurante por el paseo marítimo,
advirtió una luz envolvente de tonos rosas, anaranjados y violetas,
ocupando todo el espacio celeste y el aire.
Se tumbó en un banco del paseo a contemplar.
Las amigas, por delante, advirtieron su ausencia:
"Niña, qué haces ahora? ¿No te estás muriendo?"
Sonrió. Puestas a morir, éste es un sitio tan bueno como cualquier otro.
Quizás mejor. Perfecto para una partida. 
Cómo perderse esta magia?
Si ha de doler, éste es un sitio como otro cualquiera.

Anoche se acostó cuando aún el rojo coloreaba la franja del horizonte de montaña,
más arriba, unos nubarrones oscuros.
La iglesia se encendió como una antorcha.
Desde la almohada en el futón, abría los ojos y ahí seguía, por detrás del marco del balcón,
un cielo de crepúsculo regalado.
Respiraba el cielo como respiraba el dolor.
Qué sé yo qué guarda la vida para mí.
Y mientras tanto, qué puedo hacer?
La entrega, la rendición.




lunes, 21 de abril de 2025

La impermanencia, la vacuidad.



La meditación en la impermanencia es como meditar en la vacuidad.

Hoy toca un día glorioso de primavera.
Sol y sombra aún en el terrado, a las 10 de la mañana, el aire suave en la piel.
La visita de la tórtola regalándome su canto, 
el vuelo de los vencejos y el planear de las gaviotas.
El coro de golondrinas en los árboles del Montjuic.
La luna decreciente aún en el cielo, a la luz del día,
como el fragmento de una pequeña nube blanca.
Ella y yo en la recta final.
Siempre estás en la recta final, en cuanto apareces en este escenario, recién manifestada,
las condiciones siguen en movimiento, cambiando.
El cambio de condiciones da lugar a una manifestación nueva
y la anterior ya no está.
Como estas nubes blancas en el cielo, como copos de algodón.
Hoy el viaje es tan lento, su desplazamiento en el cielo,
que apenas notas el movimiento y el cambio de forma, si las contemplas.
Pero si pones tu atención en otro lado y regresas, encuentras otra forma,
o incluso ninguna forma, la nube se ha disuelto.

La existencia de este personaje que habito, como una nube en disolución.
Mientras tanto, la contemplación,
de las formas que hemos coincidido en este punto del viaje.
La luna decreciente, la coreografía de los vencejos,
el planear de las gaviotas y el aletear de las tórtolas,
y su canto, y el canto de los mirlos.
La bandeja del desayuno en el poyete del terrado.
El sol suave de primavera y el aire en la piel.
Los afectos de los seres que hemos coincidido en este tramo del viaje.
A dónde vamos?
A ningún lugar, a la disolución.
Y mientras tanto, la contemplación,
la sonrisa en los labios, la ternura en la mirada
ante la fragilidad que compartimos.
Nada que hacer.
Nada que demostrar, ganar o perder.
Ningún lugar a donde ir.




viernes, 18 de abril de 2025

Sobre el humor y el amor.

 


El humor puede ser un arma de doble filo.
O eso que llaman el "humor".
Lo mismo que el amor.

Tengo un amigo muy bromista, le encanta decirte las "verdades", pero es en broma.
Se pone serio y te lanza una ráfaga de flechas.
No a mí, ciertamente, conmigo es muy considerado y hasta atento
pero le observo hacerlo a menudo.
Ante el desconcierto de la persona afectada, yo suelo estallar en risas, para desdramatizar.
Nadie se suele enfadar, al menos explícitamente, porque mi amigo dice que es broma.
Pero reconoce que es muy "provocador".
El otro día le confesé que tengo que tener mucho cuidado porque ese tipo de bromas provocadoras se contagian mucho, como reacción, y pueden resultar muy incómodas.

Otro amigo suele soltar largos monólogos sobre su trabajo o proyectos de trabajo, 
fantasías, ilusiones, sueños, descritos como si fueran realidades presentes.
Y tú le puedes escuchar durante largo tiempo con atención,
con poca credibilidad quizás pero con atención,
porque es importante para él y le pone la vida en ello.
Y si, llegado el caso, en un espacio de silencio,
resulta que pasas por un edificio significativo de tu infancia y juventud, pongamos por caso,
y evocas y empiezas a expresar algo muy íntimo y personal,
a la primera frase te interrumpe con una broma.
Como un cubo de agua fría apaga tus ganas de compartir.
Pero no te enfadas con él porque es así, bromista.

Hay uno en concreto que tiene una maestría en el sarcasmo,
en especial hacia alguien que no está presente,
porque si está presente a lo mejor se puede defender.
Es muy bromista y lo hace sin mala intención, según dice.
Pero sus bromas pueden resultar algo humillantes y ofensivas.

A una persona cercana le atrae el humor del absurdo.
Cuando hay que resolver algo, es experto en irse por las ramas
y distraer al personal con intervenciones desconcertantes.
No todo el mundo entiende su "humor inteligente"
y a menudo resulta agotador.

Para mí el sentido del humor es otra cosa,
es una mirada de ternura que nace siempre de una fuente de amor.
Ese amor profundo que lo comprende todo.
En realidad, lo comprehende/abarca todo, y lo que no comprende se manifiesta en asombro,
en la risa del asombro, que lo acepta todo, no importa lo desatinado que pueda parecer.
Por ejemplo, en mi primer retiro de Alto Yoga Tantra no podía parar de reír ante las visualizaciones que se nos proponían, una "tierra pura" tan disparatada, llena de personajes de fantasía.
Reía por la inocencia, el mundo ilusorio como un cuento delirante,
y también por la realización repentina consiguiente:
Acaso el mundo del que vengo y al que voy a regresar,
el que habito de forma natural y he considerado tan "real",
quizás no es más que otro mundo ilusorio y disparatado.

Te ríes de tu propia inocencia y de la inocencia compartida,
te ríes con ternura, por la fragilidad que nos iguala.

Cuando estás en el amor se dispara el humor,
incluso las flechas que parece que la vida te lanza, envenenadas,
las ves como se convierten en flores al caer a tus pies,
como juegos de magia.

El humor tiene que ser nutritivo, como el amor.
Si es corrosivo, es otra cosa.

Si el humor no nace del amor es otra cosa.
Como el amor.
Cuando el amor no es amor es otra cosa,
así que hay que buscar el nombre que se adecúe mejor, que se acerque un poco.
Control, inseguridad, miedo al abandono... Cada cual sabrá
qué es lo que hay detrás de lo que llama amor.
Y qué es lo que hay detrás de lo que llama humor.




lunes, 14 de abril de 2025

Domingo de ramos.

 


En el camino de la tienda a casa,
cargada con la bolsa llena de frutas frescas del bosque, 
se topó con masificaciones de gente a la puerta de las iglesias, en la calle Ferran, en la Plaza de la Catedral, con ramilletes blancos en las manos.
Entonces se dio cuenta de que era el domingo de ramos.
Luego vio las imágenes de las procesiones en Málaga y Sevilla, 
las saetas, las cofradías, los llantos emocionados,
una forma de transcendencia y espiritualidad que te hace sentir parte de algo.
No era su caso.
De hecho, en el camino a casa, evitaba las multitudes.
De qué soy parte yo?, se preguntó.
Del Dharmakaya, supongo -respondió sin pensar demasiado.
Oía el canto de los pájaros, veía su vuelo, las nubes en el espacio azul.
Formo parte del Nirmanakaya, la escenografía completa -concluyó.
Pero me falta la experiencia amorosa del Sambogakaya,
pensó al día siguiente, mientras se despertaba.

Eso era antes de la ofrenda del desayuno, aún en duermevela sobre el futón.
Se activó para los preparativos del ritual diario
y vio como todo cambiaba.
Ya había comenzado la inmersión.
Una vez con la bandeja del café y la fruta fresca en su atalaya, ya todo era diferente.
Y la estela se quedará
y se irá nutriendo
a lo largo del día.

La unión de los tres cuerpos.
O una ligera degustación
de aproximación.
Brindó por eso.




viernes, 11 de abril de 2025

La cocina mágica.

 


La primavera está aquí como en cualquier otro sitio.
Pongamos que te despiertas, abres los ojos y encuentras el sol al otro lado del balcón,
después de varios días de nubes bajas y lluvias.
Subes al terrado y respiras la primavera en el viento suave.
Piensas: Tengo que salir a vivir este día de primavera
y exploras un pequeño viaje local.
Pongamos que no sale.
Pero siempre hay un plan B, y dado que "todo está aquí",
la primavera está aquí también.
Te preparas el desayuno en tu terraza privada (no lo es, privada, pero así se manifiesta),
celebrando la primavera, como lo harías en cualquier viaje.
En el encuentro con la primavera, haciendo el amor con la primavera.
Y así el resto del día, en tus rutinas cotidianas.
La primavera también está en los barrios, en las terrazas de la ciudad, 
tan llenas de seres celebrando la primavera.
En la ropa tendida, al sol y el aire de la montaña urbana.
En los sonidos del silencio del terrado, en las coreografías,
las gaviotas, las golondrinas, los mirlos de visita.

Dices que el amor desarrolla el sentido del humor,
sí, porque todo lo ves desde los ojos de la ternura, sin juicio, sin ofensa.
Las supuestas flechas se convierten en flores que perfuman tu paso.
Tú eso lo entiendes, dices, amigo mío, que ocurre
cuando estas enamorado. De una persona.
Pero también te puedes enamorar del mar, cuando te sorprende como un espejo y te llama,
disponible, recíproco.
También te puedes enamorar del sol suave, después de la lluvia y el aire frío.
Disponible, el abrazo.
El amor es una experiencia, da igual lo que la haga emerger.
Te enamoras de la primavera y te enamoras del invierno.
Y del otoño, qué decir, el amor en su máximo exponente.
Del verano también.
Te enamoras de lo que aparece,
de lo que la Vida decide ofrecerte, tan caprichosamente cambiante.

Puedes vivir la vida enamorada, y esta fuente toca a todos los objetos.
Como la "cocina mágica" de Miguel Ruiz.
"Si tienes una cocina mágica que cocina manjares deliciosos día y noche, sin parar,
no te vas a vender por unas migajas, si alguien toca a tu puerta para ofrecerte una pizza seca".
Si tienes una cocina mágica en tu corazón, o en tu vientre,
que cocina amor día y noche, sin parar,
ya has entrado en el reino de la libertad.
Y se disuelven todas las presiones.





lunes, 7 de abril de 2025

La vida, el viaje.

 


Salió de casa, su refugio en un día gris y frío y lluvioso.
Caminó a la estación y cogió una bicicleta.
El trayecto por el puerto al gimnasio en la playa
le pareció como desplazarse en una nube húmeda, en un sueño.
Cuando dejó la bicicleta se encontró con un mar en calma,
como un espejo verde y transparente,
bajo un cielo de agua también, del mismo color.
Entró en el gimnasio, como un refugio, otro, cálido.
Hizo su rutina de estiramientos y tonificación,
saludó a las personas a su paso, el encuentro, la celebración.
El mar al otro lado. No dejaba de sentir la llamada del mar.
Cuando salió al exterior ahí seguía, el agua plana, como un espejo,
como una sábana a veces, ligeramente ondeada al aire suave.
El mar, el aire y el cielo del mismo color.
Qué regalo!, exclamó.
Qué regalo de la vida!
Se dejó engullir por el espejo líquido y frío, como en un sueño.
Después del frío impacto, nadar en la piscina ligeramente climatizada era como un balneario,
las gaviotas sobrevolándola, su coreografía, su canto.

En el trayecto de vuelta apareció el sol para secar su cabello al paso.
De regreso a casa subió al terrado a tender las toallas, la ropa de baño, la mochila.
Y ahí estaba el sol, ahora en todo su esplendor.
Qué regalo!
Se sentó en la única hamaca, a contemplar las toallas al vuelo suave
del aire de la montaña de Montjuic y el sol.
Se sintió como uno de esos pañuelos al vuelo y al sol,
qué regalo de la vida!
Sintió el sol y el aire en la piel, como cualquiera de las piezas en el tendedero, una más.

Hay días llenos de regalos,
da igual que sea la lluvia o el sol, el frío o el calor.
Si estás en apertura presente, consciente, 
la vida en sí misma es un regalo.

(Si en la tienda el empleado te habla borde y te intenta timar,
eliges no aceptar el regalo, no juegas su juego y te vas, sin explicaciones,
sin reacción interior, pura elección.
No es preciso aceptar todos los regalos de la vida,
sólo los que eliges aceptar).

A veces te parece que vas por la vida y los mares se abren a tu paso, como a Moisés.
Pero no es que la vida está de tu parte,
eres tú quien se abre a la vida como en un fluir.
Si llueve, el baño de lluvia;
si sale el sol, el baño de sol.
Si se disparan flechas, ves como se convierten en flores
que caen a tus pies.





lunes, 31 de marzo de 2025

La renuncia, la libertad.

 


Alguien dijo:
Conforme nos hacemos mayores, llega un momento en que parece que necesitamos el reconocimiento de los demás.
Quizás porque el final se acerca
y reconforta encontrar cierto significado en tu vida,
o bien porque ya estamos fuera de muchos ámbitos del sistema productivo,
el caso es que empezamos a darle importancia al reconocimiento
(de lo que somos y también de lo que hemos sido;
de lo que hacemos y de lo que hemos hecho, en nuestra trayectoria vital).

Ella se mostró de acuerdo, pero pensó:
Si es eso lo que me espera conforme me hago mayor
es que no estoy aprendiendo mucho.

Los momentos de mayor libertad en su vida se han dado cuando no se sentía permeable a la apreciación exterior, ya sea en positivo o en negativo.

Recuerda cuando empezó a explorar aquella primera escuela budista y cuestionaba repetidamente las enseñanzas de la maestra.
La maestra no se inmutaba.
Le respondía si lo veía oportuno, o simplemente escuchaba su opinión sin más.
Por muy crítica y provocadora que fuera la recién llegada,
la maestra no reaccionaba afectada por algo personal.
Un día, sin embargo, la estudiante se sintió admirada por la agudeza y brillantez de la exposición de la maestra, y así se lo dijo.
La maestra la escuchó de la misma manera que había escuchado sus críticas anteriores.
Ni se inmutó, y siguió con lo suyo.
Los halagos tampoco tenían nada que ver con ella, eran simples opiniones, pasajeras.
Cambiantes como el humo en su forma, como las nubes.
La estudiante lo supo entonces:
Ésta es la libertad que quiero.

Esta libertad tiene mucho que ver con la renuncia budista.
La renuncia a la imagen, a la reputación, al éxito,
a la opinión ajena
(incluida la de los hijos, la madre o el padre, la pareja, las amigas,
las colegas de profesión),
esa dependencia del mundo ilusorio, de fantasmas creados
como barrotes de una prisión.
Nos pasamos la vida reforzando la propia jaula,
cuando el espacio libre es tan inmenso.






jueves, 27 de marzo de 2025

La noche.

 


La noche.
La llamada de la noche.
Se resiste a encender la luz para que no desaparezca la luz de la noche,
el cielo de nubes blancas llenas de luz de tormenta,
o quizás los claros entre nubes de algodón,
alguna estrella visible, la luna decreciente.
La llamada de la noche, el silencio.
Los sonidos del silencio, tan lleno.
Sus vecinas las gaviotas.
Alguna se despierta en medio de la noche, como ella, y alza su voz al viento, su canto.
La llamada de la noche, tan viva.
Los sonidos del silencio de la noche. 
Una paloma lanza su canto gutural, una gaviota se despereza.
Las luces de la noche, tan llena en la oscuridad.
La llamada de la noche. No te vayas todavía.

Le gusta cuando se despierta, descansada, con la energía suficiente para la atención,
para quedarse en la contemplación de la noche, que no se pierda.
Como cuando te despiertas en medio de la noche y encuentras un cuerpo y haces el amor y regresas al sueño.
Te despiertas en medio de la noche y encuentras la noche
y haces el amor con la noche, la contemplación.
Te entregas al encuentro.
Y luego vuelves al sueño.




jueves, 13 de marzo de 2025

Los ocho cuerpos.

 


Qué manía con estar sola!, le dijo una vez su hija adolescente.
Ella se sorprendió, como si fuera un descubrimiento. ¿No lo había visto antes?

¿No te cansas de estar sola?
Qué tiene de interesante la soledad? ¿No te aburres?
Son otras preguntas, otras miradas sobre lo mismo.
Y qué responder?
Generalmente el silencio.

Quizás hay quien puede sentirse en la compañía, en la interacción, como ella se siente en la soledad,
pero no es su caso. No todavía.
Qué encuentras en la soledad?
El descanso.
Aparcar las gestiones de la vida como quien cierra un libro y lo deja a un lado,
y mira tras la ventana, y contempla el paisaje de cielo y aire.
Salir del yo, dejarlo a un lado como cuando baja el telón del intermedio en el teatro.
Ese "break".
El descanso.
Cuando tienes la oportunidad de tocar el Dharmakaya con la yema de los dedos,
con los dedos del alma.
El cuerpo último, que transciende todos los cuerpos, todos los fenómenos
manifestados como un río revuelto que te arrastra con una corriente poderosa y salvaje.

El maestro zen vietnamita Thich Nhat Hanh explica en su libro "El arte de vivir"
que los seres humanos tenemos ocho cuerpos:
el cuerpo físico (del ego separado);
el cuerpo de Buda (el yo despierto en cada ser);
el cuerpo espiritual (la práctica, el viaje de descubrimiento);
el cuerpo de la comunidad (de la que formamos parte);
el cuerpo exterior al cuerpo (los elementos externos que están en el yo; la madre y el padre, el vecindario de la infancia, las maestras, los libros leídos, las películas, la música que conforma la banda sonora de tu vida, de tu yo);
el cuerpo de continuación (las huellas que dejamos a nuestro paso, en otras personas, en el mundo, aun cuando ya no estemos);
el cuerpo del Cosmos (ese grano de arena que conforma el desierto, la gota de agua en el océano, un átomo en el universo),
y el cuerpo último, el verdadero cuerpo, que transciende todos los cuerpos.
El que contempla y experimenta las manifestaciones de todos los cuerpos en su vacuidad,
el sueño, las manifestaciones ilusorias.
En el budismo tibetano lo llaman el Dharmakaya, el cuerpo de la Verdad.

Por qué la soledad, para qué?
En la soledad, el descanso;
soltar las armas (todas las máscaras, recursos, estrategias),
verlas desprenderse y caer una a una.
La contemplación.
La disolución de los fenómenos (que tanto la preocupan, o bien la atraen),
de todos los cuerpos (el yo separado, el cuerpo de Buda, la comunidad...).
La aproximación al Dharmakaya,
la degustación del Ser
y del no-ser.
La unión con Dios.

"Desirà l'amic soliditat, e anà estar tot sol
per ço que hagués companyia de son amant,
ab lo qual està tot sol entre les gents".

("Deseará el amigo soledad y se va a estar solo
para estar en compañía de su amante
sin el cual está completamente solo entre la gente").

Llibre de l'Amic e Amat. Ramon Llull.




sábado, 8 de marzo de 2025

Amanecer.





El aire es aún oscuro
y el cielo sobre la montaña del Tibidabo se va pintando de una luz rosada, naranja y violeta, envolvente, y se cuela en la habitación por los balcones.
El anuncio de la llegada del sol, que se aproxima,
como un parto de las entrañas del mar.
Las gaviotas exhiben su coreografía al otro lado de los marcos de las ventanas.
Conforme el cielo pierde sus colores rosados aparece la luz de un cielo claro y azul.
El sol se hace presente al otro lado y comienza su ascenso sobre el horizonte de agua
y ahora empieza a impregnar de naranjas primero y luego de colores dorados
la montaña y las cabezas de los edificios más altos de la ciudad.
Las gaviotas, las tórtolas y las palomas continúan con su celebración al vuelo.
El tiempo parece ralentizarse
mientras el color dorado del escenario se va transformando en plata,
impregnando las zonas más altas de la ciudad y la montaña.
Finalmente los fragmentos plateados se extienden
cubriendo uniformemente el escenario completo con una luz incolora.
El sol ya ha ascendido al otro lado
y la ciudad y las montañas parecen despertar.

A veces todo el proceso es rápido, como si fuera un guion acelerado.
Otras veces es una sucesión de instantes eternos, ralentizados,
mientras el reloj continúa su curso.
Transcurren 15, 20 o 25 minutos y aún se mantiene la magia de las luces y colores
flotando en el aire.
Las gaviotas cantan como si lanzaran sus alabanzas a Dios, el Cosmos,
desde las atalayas de la ciudad: antenas, chimeneas, barandillas y plantas en los terrados.

Hoy, en su ascenso, el sol toca un techo de nubes densas y hace inmersión en el gris
y desaparece.
Y con él, el velo de luz y color que cubría el escenario.
Una sombra gris suave baña ahora la ciudad.
El día por delante.




lunes, 3 de marzo de 2025

La práctica del deleite versus el miedo.

 


En el compartir tras la meditación, C hablaba sobre los miedos, las preocupaciones,
los pensamientos que crean amenazas que en un 90 por ciento de los casos no se cumplen.
Pero el cuerpo, y la mente, ya han vivido sus efectos como si fueran reales,
como si hubieran sucedido.
El pensamiento creando fantasmas amenazadores, preocupaciones, miedos,
ése es mi gran enemigo, el pensamiento -dijo.
Pero no hay nada que pueda hacer.
Hizo un momento de silencio.
O sí, añadió luego.
Quizás si en vez de poner mi atención y mi energía imaginando situaciones ficticias que no deseo,
quizás si en lugar de eso pongo mi atención en situaciones placenteras de mi vida,
momentos de paz, alegrías,
quizás entonces, mientras estoy en esa apreciación, en esa celebración, 
no puedo estar en el miedo.
Porque el pensamiento solo puede estar en un lugar al mismo tiempo.
Si pongo mi atención en los regalos de la vida estoy surcando el terreno del hábito de la apreciación,
la gratitud y la fortuna,
hasta que la experiencia surja naturalmente, como el agua que fluye naturalmente por un cauce profundo.
Contra el miedo, la apreciación, el deleite.
Ya sé, ya sé que aún me mantengo en la mirada dual
(el rechazo a lo que no deseo y la atracción por la paz que me agrada).
Pero es un comienzo.
Para estabilizar el bienestar, la fortaleza, la confianza.
Y desde ahí siempre es más fácil contemplar la vida con una mirada que transciende la dualidad.
Abrazar la vida tal como es, sin rechazo a las luces y a las sombras.
La vida como es.




sábado, 1 de marzo de 2025

El ser del reino del deseo.

 


Dice "me gusta todo".
Y luego rectifica: Quizás no es "todo", una palabra imposible.
Pero sí muchas cosas.
Gustar como sinónimo de deleite, de ofrenda acogida, aceptada, sin desperdiciar.
Le gusta el sonido insistente de la campana que suena, de alguna iglesia,
quizás llamando a la misa del domingo, a la oración. 
Le gustan (qué deleite, qué ofrenda al cuerpo, los cuidados)
las fresas y arándanos y pomelo en el plato, espolvoreado con canela, y miel,
en el des-ayuno, desde ayer, el ágape del mediodía con la amiga,
el compartir, la mesa y las experiencias espirituales recorridas.
Le gusta irse a la cama ligera en la noche, el descanso digestivo,
anticipando el desayuno de la mañana,
una fuente de colores, nutritiva, hidratante.
Le gusta mirar la cama deshecha, las sábanas aireándose, el balcón abierto,
el suelo mojado después de la lluvia.
Las gaviotas al vuelo.

Ayer, en la larga sobremesa de la comida compartida,
evocaba su paso por el Alto Yoga Tantra.
En los inicios, la autogeneración en su yídam no era tan difícil, obra de la imaginación.
Pero, generada en Vajrayoguini, la representación de la experiencia profunda del gran gozo y la vacuidad,
comprendió que no contaba con referentes de disfrute profundo y consciente en su propia experiencia personal
para evocar el gran gozo, ni nada que se le aproximase.
Como si viviera una vida carente de apreciación y disfrute.
De adolescente solía repetir que la felicidad no es lo importante,
lo que importa es la comprensión, el conocimiento, la sabiduría.
La felicidad no es lo importante, lo que importa es aprender.
Así que la atención estaba más dirigida al aprendizaje que al disfrute.
Pero el Alto Yoga Tantra reconoce que el ser humano es un ser del mundo del deseo,
así que hagamos uso del deseo, también, para la iluminación, aprendamos a gestionarlo.
Luchar contra el deseo sería antinatural para el ser del mundo del deseo.
Y acaba concluyendo que no existe iluminación sin gran gozo.
Buda no es un ser aburrido, ni tampoco sufriente.
Buda, el ser despierto, experimenta el deleite de la comprensión definitiva.
Tenía veintipocos años. Bailaba en un concierto de Gato Pérez en el casal de La Floresta
cuando escuchó el estribillo de aquella canción como si fuera la primera vez.
"Si tú no tienes felicidad, de sabio no tienes ná".
Y fue como una realización.

Así que un buen día descubrió que ella misma, autogenerada en Buda Vajrayoguini, no contaba con referentes en su memoria para experimentar, ni de lejos, el gran gozo, ni siquiera uno pequeño.
Y sólo le quedaba empezar a prestar más atención a los regalos de la vida,
para prender, si era posible, al menos una pequeña llama de apreciación, de dicha,
en la que profundizar, y desarrollar.
Iniciar el camino.
Y ésa pasó a ser su práctica, también.
Empezar a echarle leña al fuego del gran gozo y la vacuidad.
Porque no se trataba de generar apego a los objetos de deseo
sino de contemplar la experiencia de disfrute en sí.
Así como la leña acaba siendo devorada por el fuego que produce,
que los objetos de deseo sean consumidos por el fuego del deleite.
El fuego de la comprensión, el despertar.
Utiliza los objetos de deseo para prender el fuego del despertar.
El Gran Gozo de la vacuidad.
La vacuidad del Gran Gozo.





domingo, 23 de febrero de 2025

El presente lo acoge todo.

 


En el aquí y ahora no está solo el instante que te parece que vives, el escenario que aparece.
En la presencia de presente está también todo el pasado, tal como ha sido vivido,
y el futuro también.
Pero el pasado se puede reescribir, se puede transformar,
si cambias el enfoque.
Por ejemplo, no es igual un relato del pasado desde "la niña herida", la mirada egocéntrica,
que desde la apertura que ve a los otros seres como centrales también, protagonistas,
con sus luces y sus sombras, con sus heridas y limitaciones.
El pasado se puede cambiar, si cambias el enfoque
y tu comprensión es diferente.
El pasado es entonces diferente, otro.
Se cambia solo, automáticamente, sin que tú manipules nada.
Puedes hacer del pasado una jaula, una prisión, una enfermedad crónica que arrastrar de por vida
o bien una mirada de compasión y empatía
hacia todos los seres que te acompañaron en este viaje. Y quizás aún están.
Y lo mismo con el futuro.
Su encuentro de mañana ya está aquí, la celebración.
Su marcha ya está aquí.
Y también ver cómo la gente que la ama se reúne para celebrar.
Hoy se ha ido un amigo que llevaba mucho tiempo sufriendo, una agonía lenta.
Y también el perro compañero de un buen amigo.
Hace su meditación de acompañamiento y celebra por ellos, y con ellos.
Que brote todo el amor, que les acompañe todo el amor que genera tanta libertad
y fortaleza y confianza.
El amor que imposibilita el miedo, esas manifestaciones de dolor.

Ya lo saben, los seres con quienes comparte este viaje.
Cuando se vaya, quiere un encuentro para celebrar,
buenos vinos y manjares frescos y naturales, nutritivos, deliciosos.
Que prenda el fuego del deleite.
Que la acompañe en su viaje el deleite
y el amor
El no-miedo, la libertad.
La unión definitiva con Dios.
Definitiva. Para no separarse nunca más.
Para no volver a este sueño.





sábado, 15 de febrero de 2025

La Vida, la Maestra.




Hace tiempo que no se despierta con un nudo en el pecho,
con la semilla del miedo o la decepción.
En lugar de eso, celebra el amanecer en el canto y el vuelo de los pájaros de su barrio
y las luces y colores del cielo, que la envuelven.
El ritual del desayuno y todas las ofrendas que le siguen a lo largo del día y de la noche.
La salud (esa gran ofrenda), la paz, la soledad (a solas con Dios),
los encuentros, los ágapes, las largas caminatas por la montaña,
el baño en el mar en invierno.
Celebra su vida diaria, tan austera y a la vez tan abundante.
Tan cerca de Dios, aun cuando no se siente Dios mismo.
Y entonces la Vida empieza a regalarle también una lluvia de pruebas,
como un juego de competencias.
El encuentro con su amigo espiritual esta vez no es inspirador
(el triunfo de la cabeza y las opiniones sobre el corazón y el vientre);
las fotos en las redes exhiben logros ajenos como un canto al lujo y la distinción
cuando el objetivo es distinguirse.
Los ataques a civiles continúan, la destrucción de sus hogares.
La expulsión de familias declaradas "ilegales", los campos de concentración.
El odio, la insensibilidad, la psicopatía.
El naufragio.
¿Aún la decepción y la soledad?
No siempre.
Aparece la vida poniéndola a prueba pero ella regresa a su refugio personal,
al paraíso personal, a la abundancia, la suya.
Y qué más da que nadie más la vea.




lunes, 10 de febrero de 2025

La no-dualidad.

 


Dijo: Todas las canciones de amor son canciones de amor a Dios.
Y todas las canciones de desamor son canciones a la noche oscura,
a la pérdida de la gracia.
Lo que pasa es que generalmente se la confunde (la gracia, la unión con Dios)
con una persona.
Crees que te enamoras de una persona,
pero es la experiencia de Amor en sí misma, la conexión, la Unidad,
lo que transforma tu vida.
El problema de confundirlo con una persona, entre otros,
es que te genera apego y sufrimiento.

Pero saber verlo, comprenderlo (que es el Amor en sí mismo, la Unidad, lo que te libera)
tampoco es garantía de no apego.
Sé de una maestra espiritual muy querida a la que un gran número de personas consideraban iluminada,
incluida ella misma.
Un día desapareció la gracia y no lo pudo soportar.
Después de haber vivido en la liberación y la plenitud, 
le resultaba muy duro vivir una vida sin amor y sin conexión, separada, temerosa,
demasiado mediocre y sin significado, para ser vivida.
Intentó los medios que conocía para la modificación de la conciencia
y al final se convirtió en una alcohólica, entre otras adicciones.
Sufría intensamente su pérdida de la gracia, la Unión, la iluminación.
Como una canción de desamor.

No es el único caso.
Otro maestro fue considerado como un iluminado durante un largo tiempo
y él también lo sentía así.
Hasta que un día pasó algo, cambiaron las condiciones de su vida,
una en especial que resultó de gran repercusión: la pérdida de un hijo.
Y todo lo demás se tambaleó hasta desmoronarse como un castillo de naipes.
Había creído sinceramente que estaba iluminado
hasta que descubrió que solo estaban iluminadas algunas estancias de su mente,
pero también había algunos cuartos oscuros, de los que no era consciente.
Y tuvo que transitarlos.
Hasta que con el tiempo pudo empezar a ver en la oscuridad,
comprenderlos, que se hiciera algo de luz.

A veces es porque cambian las condiciones externas
y la gracia que parecía eterna y definitiva
desaparece.
Y a veces simplemente desaparece.



Todas las canciones de amor son canciones de amor a Dios, 
experiencias de Amor, de Unidad y disolución.
De regreso a la fuente.
Y todas las canciones de desamor reflejan la pérdida de la gracia,
de la experiencia de plenitud y libertad.
Es el regreso de la separación y el miedo.

Y hay algo más.
De qué te sirve pasar por la experiencia de "iluminación",
la liberación, la gracia, la comprensión, la plenitud de la Unidad,
si cuando te toca pasar por los infiernos te parece que no lo soportas?
La experiencia de la liberación debería dejar una estela que lo impregne todo,
allá por donde pases, incluido el desamor, la pérdida,
la soledad del yo separado.
Es entonces cuando toca el momento de la fortaleza
(en la Unidad todo es naturalmente fácil y sin esfuerzo),
de degustar también lo que te parece insoportable.
Y finalmente descubrir que es el mismo sabor.
Un sólo sabor.
Así que era esto
Cuando empiezas a adentrarte en la no-dualidad.
Así que era esto.





sábado, 1 de febrero de 2025

La abundancia de la contemplación.

 



El sol suave anuncia que se acerca la primavera,
como cuando el cielo encendido anuncia que se aproxima el sol al horizonte,
desde las entrañas del mar.
Una gaviota canta al vuelo, con sus grandes alas desplegadas.
A veces parece que la primavera se acerca pero nunca ha dejado de estar aquí,
en cada instante cálido, en cada metro cuadrado iluminado.
La primavera, como el otoño, el invierno o el verano,
son una experiencia, no una estación.
Hoy llevará al ágape un vino biodinámico que propone ser descorchado en luna nueva
o el primer cuarto creciente.
A jugar.
Este vino se siente parte del cosmos, interdependiente
y sensible a las energías en movimiento del cosmos.
Y ella también.
Así que juega el juego.
Parece que las golondrinas no abandonaron su barrio este año
y aquí estarán cuando llegue la primavera.
Una de ellas, solitaria, la visita en su contemplación en el terrado
y le brinda su canto en la quietud;
otra se suma con un canto diferente al vuelo
y luego pasa de largo.
La luna también parece que regresa,
encontrará la primera línea de luna en su paseo por la montaña. Mañana más.
La ilusión de movimiento.
Esta vida tan llena.
La abundancia de la contemplación.



viernes, 24 de enero de 2025

La vida como una ofrenda (2)

 


Otro día por delante, para llenarlo de ofrendas.
Silencio y contemplación, todavía en el futón.
La persiana subida, el marco del balcón abierto al cielo abierto.
Las tórtolas celebran con su canto la llegada del sol, aún en camino,
y las gaviotas con sus vuelos.
Un velo de suave luz dorada se extiende de repente sobre la montaña del Tibidabo.
Las palomas cantan su asombro.
La luz dorada se hace naranja y luego se disuelve en un gris blanquecino
bajo un cielo cubierto.
El día no ha hecho más que empezar y ya se ha llenado con una celebración de ofrendas.
Levantarse, el movimiento será una generosa ofrenda al cuerpo.
Retirar el edredón, abrir el balcón, airear el futón y el aire del cuarto,
que el bostezo del nuevo día limpie y purifique la estancia de los fantasmas de la noche,
si hubieran aparecido.
La bandeja del desayuno en el terrado con vistas al escenario abierto, de ciudad, montañas y cielo.
La cafetera caliente, el aroma inspirador,
las frutas hidratantes en sus cuencos de cerámica pintada a mano.
Una gaviota en contemplación sobre la chimenea, la tórtola en la barandilla.
Silencio y contemplación.
El canto a ratos.
Ofrendas.
Abre los ojos y tiene por delante un largo día de ofrendas, y la noche también, tan llena.
La bicicleta bordeando el puerto, camino del mar.
Las toallas al vuelo en el tendedero,
la gaviota jugando con la bolsa de plástico transparente inflada como un globo por el viento suave.
Al mediodía el coro de cantos es diferente
y también la coreografía de vuelos.
Las golondrinas, aviones y vencejos ocupan el espacio gris exhibiendo sus acrobacias en el aire,
y las urracas de visita.
El canto se proyecta y se queda a la vez.
La iglesia del Tibidabo por detrás del velo blanquecino,
como un fantasma amable coronando la montaña.
Como un dios protector.
Como una diosa. Como una madre siempre presente y disponible.
El ágape.
La tarde por delante tan llena de ofrendas, la noche, tan llena.
El descanso, esa ofrenda, morir a ratos, disolverse.
Y regresar.
A celebrar las ofrendas de la vida.
Contemplar, celebrar, dejar ir -que diría Thay Doji.
Aún sigue aquí; mañana quién sabe.




lunes, 20 de enero de 2025

Las ofrendas.

 


La copa de cerveza, suave, al sol suave. Disfrute de presencia.
La ropa del baño en el mar, tendida en las cuerdas y bailando al viento.
Las tórtolas en pareja sobrevolando el terrado, el planear de una gaviota.
A veces la vida te da algo más que un respiro de dolor,
te ofrece una celebración, de la vida.
La evocación de un viaje, el viento fresco que te empuja al interior cálido y confortable de un restaurante, la sutil inspiración del néctar surgido de la tierra.
La cebada, la vid, los olivos.
Suele llevarse a casa un trozo del paisaje en forma de vino, aceite, olivas, miel
o lo que su vientre ofrezca.
A veces la vida se deshace en ofrendas.
Una voz le recuerda la renuncia.
No hay contradicción.
"Lo miro, lo quiero, lo dejo ir", decía Thay Doji.

El deseo no es malo en sí, si no te haces su esclava.
El deseo, las preferencias, son oportunidades para encender la mecha del amor,
y si puede ser que estalle. Oportunidades para la explosión.
Las aversiones son oportunidades para cambiar la mirada,
para el abrazo, la reconciliación, el despertar.
Todo lo que aparece tiene su función.
El sol en la piel, el aire, el calor que carga la batería de tu fuerza interior, la fuerza vital.

Aquí estoy, mañana quién sabe.