miércoles, 20 de marzo de 2024

Por qué sufro?




Por qué sufrimos?
Por ignorancia -respondió él.
Sí, ésa es la respuesta sencilla y profunda.
Pero más acá, por qué el ego se aferra a un dolor concreto, cualquiera que sea,
como la preocupación, la culpa, el resentimiento, etc.
En todo caso, es porque encuentra algún beneficio, desde el yo que se aferra al yo.
Por ejemplo, ante un contratiempo, una adversidad, puedes hacer algo por resolverla
o bien, simplemente, preocuparte. Y sufrir.
No haces nada pero te preocupas mucho, y preocupas a tu entorno,
exhibes tu preocupación, lo mucho que sufres.
Lo proyectas para que se haga grande.
Es como un mecanismo compensatorio del ego,
para descargar la culpa y, supuestamente, dignificar la propia imagen.

Sufrir sin resolver o resolver sin sufrir -si es que hubiera algo que resolver.

Y lo mismo con el resentimiento, los traumas de la infancia,
la niña o el niño herido que se resiste a sanar.
Siempre hay algún beneficio que cree encontrar el yo, ese personaje,
en aferrarse a su sufrimiento.

Personalmente, cuando encuentro un tipo de sufrimiento que se alarga
y parece estabilizarse y cronificarse, me gusta indagar si hay algún "beneficio" oculto
que me mantiene instalada en ese supuesto mal menor.
Porque en esa búsqueda podría ser que encuentre otro dolor, inconfesable,
y ciertos beneficios al seguir instalada en la zona de confort del sufrimiento conocido.
Una construcción mental o la otra, al final resultan tan agotadoras,
tan disparatadas (el disparate se ve con más claridad cuando la mirada es fresca y nueva),
que al final ocurre como un milagro el soltar
y contemplar
cómo los fantasmas de la mente se disuelven
por sí solos.





2 comentarios: