viernes, 23 de febrero de 2024

La preciosa existencia humana.

 


El cielo cubierto nos ofrece otro día ligeramente tamizado por un velo gris.
El grito de la tórtola al vuelo, antes de aterrizar,
seguido de su canto pertinaz en la contemplación.
El sonido del tictac del reloj de pared, como una luna blanca, 
contribuye también para mantener la ilusión de que el tiempo no detiene su paso,
aunque lo parezca, en la aparente quietud.
Como la luna en su trayecto nocturno, y diurno.

Fue ayer mismo, que soltó la bicicleta y se descalzó para entrar en la arena,
camino de la orilla, y encontró a la luna creciente brillando alta en un cielo claro.
Aún no eran las 12 de la mañana.
¿Esta luna es la de anoche, que aún permanece en el cielo,
o es la de hoy, que ya ha salido esta mañana temprano?
Se dedicó a observarla en su tiempo de contemplación sentada en la arena,
en su baño en el mar, y más tarde mientras nadaba en la piscina.
Casi inadvertidamente, la luna seguía su trayecto ascendente,
más intensa su luz por momentos.
Todo el día estuvo presente, acompañándonos en nuestras actividades mundanas,
plenamente visible.
Al atardecer su brillo se hizo aún más poderoso, 
y más todavía al llegar la oscuridad de la noche.
La luna de día, la luna de noche.

Regresa al cuarto del desayuno y la recibe el intenso aroma del café recién hecho
flotando en el ambiente
y el calor de la cafetera proyectado en el aire.



Últimamente evoca a menudo la meditación en la preciosa existencia humana.
Qué es eso de la "existencia humana"?, le preguntó una amiga en el grupo de estudio.
Podríamos estar viviendo una existencia vegetal, o mineral,
pero aquí estamos, en esta existencia humana.
La pregunta es: ¿la vivo como una preciosa, valiosa, existencia humana, o no?
Sólo hay dos respuestas, en última instancia: sí o no.
Y sus matices, claro.

Un amigo le contó una vez sobre la portera del piso donde vivía,
que cada vez que él salía de casa, o entraba, y se cruzaba con ella,
la saludaba: Qué tal?
A lo que ella respondía invariablemente:
"Pues ya ves, hijo, esperando a que sean las 9 de la noche, para irme a casa".
Ella se pregunta a veces si está pasando por esta vida simplemente esperando
a que den las 9 de la noche (o la hora que sea) para dejar este cuerpo y irse (de aquí).
¿Estoy meramente entreteniendo el tiempo, "matando" el tiempo,
ocupándolo con distracciones, hasta que se acabe?
¿O lo vivo como una preciosa existencia humana, una valiosa oportunidad de vida?
No se trata tanto de si haces muchas cosas o pocas
sino del cómo.
Si estoy presente o no, si vivo en el deleite y el asombro, o no.
Si paso por aquí como el ser sagrado que soy
o bien como una simple mortal, egocéntrica, sufriente y perecedera.

En budismo la existencia humana se considera especialmente "preciosa"
porque cuenta con todas las condiciones para despertar.
Tenemos multitud de oportunidades de situaciones adversas (para el ego sobrealimentado)
que pueden ayudarnos a comprender la verdad profunda. A despertar.
Y también contamos con multitud de oportunidades de disfrute,
que podemos aprovechar para conectarnos con el deleite sagrado (el gran gozo de la vacuidad),
si sabemos no generar apego.

Desde este punto de vista, para el budismo la existencia humana es especialmente preciosa.
En cualquier caso, no entraré en comparaciones con otras existencias, qué sé yo.
Pero sí tiendo a plantearme a menudo la pregunta, como un recordatorio:
¿Estoy viviendo esta experiencia humana como algo precioso, valioso,
o por el contrario, la estoy atravesando como un mero trámite,
a la espera de que se acabe?

Lo importante no es tanto lo que hago, sino cómo lo hago -repitió la amiga.

Podría ser.
Podría ser...




8 comentarios:

  1. Un día entré en la consulta de mi psiquiatra y había un suplente, él me dijo: Hola C. , 56 años, verdad? A lo que yo respondí: ojalá! Tengo 44! Él, sorprendido, pero no tanto, me dijo: ¿Se hace pesada la 'broma'? A lo cual asentí medio riendo. Que pase rápido doctor, que pase rápido la 'broma'. A veces la preciosa existencia humana simplemente es más humana que preciosa, y a mí la verdad, me cuesta ver ese lado. Pero siempre el tránsito se hace más agradable si uno consigue esa visión🙏 C

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  2. "En budismo la existencia humana se considera especialmente preciosa porque cuenta con todas las condiciones para despertar.
    Tenemos multitud de oportunidades de situaciones adversas (para el ego sobrealimentado) que pueden ayudarnos a comprender la verdad profunda. A despertar".
    Amén, hermana, amén.
    "Pero sí tiendo a plantearme a menudo la pregunta, como un recordatorio:
    ¿Estoy viviendo esta experiencia humana como algo precioso, valioso, o por el contrario, la estoy atravesando como un mero trámite, a la espera de que se acabe?".
    También me pasa esto, totalmente. También tengo esta sensación, estos pensamientos. Como si la vida "en este plano" fuera una especie de antesala. Es normal. Intuimos y anhelamos el Absoluto, que es nuestra verdadera casa. Vivimos en una especie de contradicción y desdoblamiento.
    Pero benditos/as y sabios/as los que saben integrar estos "dos planos" armónicamente, por decirlo así. Traer y expresar lo Absoluto al plano relativo y condicionado. Ya sabes... nirvana es samsara y viceversa.
    Namaste.

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    1. Pues sí. Al margen de si esta experiencia humana es la antesala de algo o no, quizás lo importante es vivir cada paso por aquí con presencia y consciencia, lo cual nos abre muchas puertas: al asombro, la entrega, la contemplación, el contentamiento, la plenitud, la empatía y la compasión, el amor, la serenidad...
      Una forma de vivir esta vida que nos toca transitar.

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  3. El Buda, una vez realizado, va al mercado y se mezcla con la gente. Y corta leña y acarrea agua. Como si nada hubiera pasado. Pero sí que ha pasado, y tanto. La ignorancia y el sufrimiento se han disipado y el Amor, la Compasión y la Sabiduría han florecido.
    En el fondo la expresión de la Iluminación tiene un mucho de "no desees más, no busques más, no sufras más, no elucubres más, no intentes nada más, no hagas nada más... ". Etcétera.
    El cambio, o el salto (cualitativo, metafísico) está en nuestro interior, nuestra mirada, nuestro corazón, nuestros actos y palabras...
    Namaste.

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  4. Un día debatiendo "online" en una web theravada con un practicante zen, al que narré una experiencia mía y a continuación le expliqué cómo vivía, me dijo: Ah!! Osea que has caído!!! A lo que le contesté: El que ha "caído" no es el mismo que el que tuvo que subir.;))

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