lunes, 24 de enero de 2011
¿Odiar al agresor?
¿Odiar al agresor?
Quién es la víctima y quién
se beneficia?
La parte buena de que mis estudiantes del Poble Sec no se lleven a clase su libreta de notas es que luego me veo impelida a publicar un resumen en el blog.
Especialmente cuando el tema les parece de tanto interés y utilidad que salen comentando si serán capaces de recordar palabra por palabra cuando lleguen a casa y se dispongan a tomar apuntes.
Contra el enfado ajeno, paciencia y compasión.
En el Poble Sec seguimos con el libro "Cómo solucionar nuestras problemas humanos", de Gueshe Kelsang Gyatso, y en concreto con la manera de afrontar el enfado.
Hoy se trataba de estudiar la manera de reaccionar ante el enfado o la agresión de otra persona.
¿Hay que odiar al agresor? ¿Enfadarse con el agresor? ¿Reaccionar a la defensiva y contraatacar?
En definitiva, seguir con nuestra manera habitual de responder ante el enfado.
En las clases anteriores hemos decidido que no, entre otras razones, porque el odio (o enfado) no nos ayuda a resolver conflictos o mejorar situaciones y, sobre todo, porque nos hace daño, como tirar a alguien una brasa ardiendo -la primera persona que se hace daño es una misma.
Gueshe-la nos propone que combinemos la paciencia (la aceptación, que hemos utilizado como antídoto ante el propio enfado) con un método que nos permita generar compasión.
Para ello, podemos contemplar:
1. Que la otra persona no es libre cuando se enfada (como hemos descubierto nuestra propia falta de libertad cuando reaccionamos enfadándonos), porque está dominada por sus engaños y se está haciendo daño a sí misma.
Es importante diferenciar entre la persona y sus engaños; en realidad, ella es otra víctima al igual que yo me siento víctima de su enfado.
A quién debo culpar, pues, del daño que me causa? Los únicos culpables son los engaños, tanto del daño que pueda causarme a mí como del que se causa a sí misma.
De esta manera, observar el sufrimiento y la falta de libertad de la otra persona, más que llevarme a reaccionar atacando a la defensiva me conduce a la empatía y la compasión.
Quién es la víctima y quién se beneficia?
2. Recordar la ley de de causa y efecto. Cuando sientes que alguien te está perjudicando, en cualquier situación adversa, en realidad estás pagando tus deudas; estás afrontando la consecuencia de causas y acciones anteriores.
De hecho, esta persona es sólo un instrumento de tu karma; si no te atacara ella, lo haría otra persona, así que no tiene sentido culparla a ella sino, por una parte, a tus engaños del presente (el egoísmo y la ignorancia que te hacen sufruir ahora) y del pasado, que te llevaron a realizar acciones que fueron causas del sufrimiento posterior.
Por otra parte, tu supuesto agresor no sólo te está ofreciendo la oportunidad de purificar sino, además, de desarrollar la paciencia.
Observar que no es más que un mero instrumento de mi karma que me está ofreciendo una oportunidad de práctica, me lleva a la gratitud y a la compasión. Porque...
Y aquí llegamos a la tercera realidad a contemplar:
3. En realidad, quién se perjudica y quién se beneficia?
Mientras que yo encuentro en esta situación la oportunidad de purificar, de desarrollar paciencia, amor y compasión, la otra persona (que sólo pasaba por allí, víctima de mi karma y del suyo propio) está sufriendo con su propio enfado y generando causas para su sufrimiento futuro.
El deseo de venganza deja lugar
al deseo de ayudar.
Si contemplo la situación de esta manera, lejos de enfadarme con la otra persona y desear hacerle daño, querré ayudarla a apaciguar su enfado para evitar que se haga más daño del que ya se está haciendo.
Cómo?
Eso depende de nuestra habilidad.
Tal vez no sea el momento de darle un abrazo (como reconocía Regina que a veces podemos sentir).
Quizás sólo sea el momento de escuchar, sin justificarnos.
Tal vez incluso reconocer algunas de las cosas en las que nos hemos equivocado.
Tú sabrás, si contemplas la situación desde el corazón,
desde el amor
y la compasión,
si observas la herida de la otra persona.
Pero para eso tendrás que quitarte de en medio
(esas voces egocéntricas y victimistas que debaten en torno a
si es justo o no; si me lo merezco o no, etc, etc.).
Quítate en medio por un momento y, si acaso, recuerda que aquí, en esta situación, si hay alguien que se beneficia eres tú
y tu supuesto agresor es, en realidad,
la auténtica víctima de las circunstancias.
Muy buenas,
ResponderEliminarYo lo estoy poniendo en practica y la verdad es que mi pareja ya no se enfada conmigo.
Muchas gracias,
Como diría mi amiga Iris, "dedica los méritos", yuki,
ResponderEliminarpor no enfadarte tú, sí, pero sobre todo, por poner tu granito de arena para que tu pareja deje de enfadarse.
Eso sí que es ayudar.
Un beso.
Bueno, pues yo estoy dispuesta a convertirme en bandolera. Si alguno de tus discípulos llevara cuaderno para escribir, me vería obligada a quitárselo. Necesito tus recopilaciones. Las necesitamos muchos.
ResponderEliminarGracias, una vez más.
Pues sí, Emi, ya sospechaba yo que mis alumn@s también son una emanación de Buda.
ResponderEliminarUn beso.
Lo releo justo antes de irme a una reunión de vecinos..., o lo que es lo mismo a una clase práctica...!
ResponderEliminarQué dificil es cuando hay en medio conflicto de intereses, originado claro está, por la mente egoísta de cada uno de nosotros
Me gustaría poner también ese granito de arena...
me olvidé de poner el nombre...
ResponderEliminarSanti
"Lo cierto es que yo no quería "ganar" ni tener razón, ni luchar ni nada... Yo lo que
ResponderEliminarquería y en lo que me concentré fue en que todo fuera lo más favorable para todos, y en
que hubiera buena disposición, actuando por el bien, y desde la paz... Desde un
estado interno de paz y aceptación y amor, poder actuar en consecuencia..."
Extracto de un email de Laura, explicando la resolución de un juicio en el que hizo prevalecer un "acto de conciliación" (bonito nombre, dice ella) a perpetuar el conflicto.
Igual te sirve, Santi.
A ti y a mí y a tod@s.
Un beso, Santi. Y Laura.
Y gracias a los dos por estar ahí, practicando y compartiendo.
Este extracto es ideal. Desde luego que me sirven...!
ResponderEliminarEstas palabras dicen lo que es actuar desde la sabiduría, así lo entiendo, vaya. Genial.
Muchas gracias,
un beso,
Santi
Hola, amigos... Sí, la situación del juicio fue muy fuerte y sentí que se producía un auténtico milagro...
ResponderEliminarPero después he estado observando la mente, las trampas, y me he dado cuenta de que el enfado no sólo es "exterior" o que lleve a un acto exterior en un momento dado a consecuencia de enfadarse con algo que ocurre, sino que veo que también puede ser una actitud, como cuando uno está borde con todos en plan general, como si todo le molestara, o estuvieras irritado por todo, como si fuera casi un "estado interior" sin causa externa aparente, como un "enfado con el mundo"... También he observado que incluso la depresión puede ser esa ira o enfado reprimido, oculto...
Son muchas las caras del enfado... También podríamos incluir incluso la ironía y el cinismo...
La cosa está en que todo eso te roba la paz, con lo cual ahí uno ya no es feliz, obvio!. Me acuerdo de Chokga diciéndonos que nos enfademos con el enfado..!!! Con lo que sí que nos tenemos que enfadar es con nuestra perturbación mental, porque es ella la que nos perjudica!!! ;-)
...
Una cosa que yo no entendía de la mente de la paciencia, era que vale, uno acepta lo que sucede, pero eso de "la mente que acepta CON ALEGRÍA" me era imposible de entender... Porque yo caía antes en la resignación... Y Chokga dice que:
1º Frenas tu mente, frenas el impulso, y no contestas, no dieces nada. Observa tu mente y en cuanto sientas la mínima molestia interna ahí SUELTALO TODO...
2º No luchas con lo que sucede, y al no luchar, al no resitirte ni desear que sea diferente la situación, ahí uno está aceptando.
Aceptar es no añadir más problema, no echar leña al fuego.
Y dices internamente "ACEPTO POR COMPLETO..."
3º Al conseguir no enfadarse y desarrollar la aceptación, uno siente aún más paz en su corazón.
4º Y tiempo después, al hacer fuerte esa paz interior, es cuando uno siente la alegría, el gozo...
Y os puedo decir, que funciona...
Precisamente, la prueba del juicio me lo ha demostrado...
Y es que, sólo hay dos opciones, o desarrollamos la paciencia, o seguimos sufriendo!!!
Como meditación sugirió decirnos esto:
"Yo tengo la capacidad de ser feliz
necesito desarrollar la paciencia
para aceptar las situaciones y así no sufrir.
Mantendré mi sensación de paz interior."
Aceptar es no añadir más problema, no echar leña al fuego.
ResponderEliminarBuenísma tu reflexión.
Gracias por compartir, hadania.