lunes, 6 de mayo de 2013

Date un respiro.














Golpes de obras
por detrás de
la galería, a un lado de la casa, y por delante del balcón,
al otro lado,
por todas partes. Polvo. Taladros y sierras eléctricas
en marcha.
Como una metáfora de la mente humana.


Querida amiga:

Por qué nos pasamos la vida construyendo tantas cosas, haciendo tanto polvo, ruidos, suciedad? Nos involucramos en proyectos nuevos que requieren mucha energía, trabajo, dinero, tiempo, estrés. Como si no soportáramos que no pase nada, no hacer más dinero, más inversiones, acumular más, "crecer" más. Todo el tiempo en obras. En la suciedad y en el ruido de las obras.
Nos involucramos en una nueva obra -muchas veces por aburrimiento, por hacer algo, por la sensación de seguir construyendo algo, acumulando más.
Acumulo, luego existo.
Hago (lo que sea), luego existo.
Y al final del día caemos agotad@s.
Y en el proceso, un accidente que me hace parar, una contractura, un dolor de espalda, un catarro. Una nueva confrontación de intereses con las personas que más quiero.

Dices, a veces hay que hacerlo. Y yo no digo que no. Pero, todas las veces? ¿Es ésa la motivación y la causa de cada vez, que hay que hacerlo?
Y cómo era eso de la práctica del contentamiento, "siéntete satisfech@"?
A veces creo que el culto al emprendedor nos está matando.

Me acusas de falta de ambición, y no te diré yo que no.

Sabes que a los seres iluminados o en el camino a veces se les llama "santos" o "bodisatvas" y, a veces, en el zen, a menudo, se le llama "persona ociosa".
La que no hace nada, la que deja de crear karma.
La que contempla
que no hay nada que hacer,
nadie que ser
y ningún sitio a donde ir.



















PD: No digo que
siempre ni que
nunca.
Querida amiga, digo
que es bueno saber cuándo hace falta involucrarse en una nueva obra
(en los trastornos de una nueva construcción o de una nueva empresa)
y cuándo no hace falta
y es una mera
agotadora e incómoda
distracción
más.

PPD: Y si aun así decides llenar tu vida de los entretenimientos que más te gustan,
está bien, disfrútalos con toda tu presencia y, recuerda:
cerrada la ventanilla de quejas.   :)


5 comentarios:

  1. Marié, hoy me ha pasado algo que me ha llevado a reflexionar sobre este tema..así que me viene al pelo..por cierto, esto aplicado a los adolescentes "ociosos" qué? es uno de mis grandes dilemas..ja, ja. ( es difícil borrar del disco duro las frases paternas ). Un beso!

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  2. Ya sé, ya sé: con l@s adolescentes hemos topado -y con las mamás no digamos.
    Ésa es otra prueba que yo llamo "del algodón".

    En cualquier caso, como decía en otro sitio, yo creo que hay instrucciones (medicinas) aplicables a un caso y otras que funcionan mejor para otros.
    Yo creo que la adolescencia es una etapa de "construcción" -el ego, la búsqueda, la exploración, todo eso. Cuando toca utilizar las herramientas de la disciplina, el esfuerzo, la tolerancia a la frustración...
    A veces toca construir y a veces toca deconstruir. A veces toca aprender (para conocer el sistema del que formamos parte) y a veces desaprender.
    Un poco como esas aventuras míticas de búsqueda, en las que te enfrentas a una prueba tras otra, a un reto tras otro, un aprendizaje tras otro, y sólo llegas al final cuando descubres que eso que buscabas ya está dentro de ti. pero para llegar a comprender eso quizás ha tenido que hacer un largo viaje.

    Yo creo que en el dharma hay muchas instrucciones/medicinas y hay que saber cuándo aplicar una u otra. Cada persona en cada momento ha de saber aplicar la que le toca.

    En cualquier caso, yo creo que desarrollar la capacidad de estar presente, aquí y ahora, te ayuda a saber cuándo merece la pena involucrarte en un esfuerzo nuevo y cuándo no. El reto en la adolescencia, creo (y a cualquier edad) es aprender a hacer una buena "gestión de recursos" -y eso incluye la energía, el tiempo, el esfuerzo, el dinero, etc.
    No despilfarrar y agotarse ni quedarse corto y no llegar.
    Y eso requiere presencia, experiencia y aprendizaje.

    un beso, Sonia, y suerte.

    (PD: Lo bueno de la juventud es que casi siempre acaba saliendo bien, como dice Battiato, sin grandes destrozos).

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  3. Hoy le he dicho a un amigo que sabe navegar como nadie las tormentas de actividad:

    Me gusta mucho que sabes cuidarte. Que en medio del lío sabes descansar y disfrutar.
    Nunca se te oye quejarte ni echarle la culpa a nadie. Eres una inspiración.

    Saber descansar y disfrutar en medio de la tormenta, y seguir cuidando a los demás.
    Proteger el amor -a las personas y a la vida- en cualquier situación.

    Ésa es otra prueba de fuego.

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  4. Qué dulce suenas...
    Tienen suerte tus adolescentes -da igual la edad. :)

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